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El fenómeno de la desinformación

Imágenes falsas generadas con herramientas de inteligencia artificial que muestran a Donald Trump detenido en Estados Unidos reabren el debate sobre el fenómeno de la desinformación. Si bien en esta oportunidad el engaño fue fácil de descubrir ya que las imágenes contienen inconsistencias que ponen al descubierto la manipulación, la pregunta que se plantea es qué pasará cuando se perfeccione el hiperrealismo de estos programas informáticos y se vuelva cada vez más difícil distinguir lo que es verdad de lo que no lo es.

Las falsas fotografías que muestran al expresidente rodeado de policías y las imágenes —también creadas con inteligencia artificial— en las que se puede ver a su esposa, Melania, con el rostro desencajado, circularon en pocas horas entre millones de usuarios de las redes sociales. ¿Cuántos lograron detectar rápidamente que se trataba de algo falso? Imposible saberlo. Además, hay un dato a tener en cuenta.

El propio Trump había anunciado públicamente que su detención era inminente.

¿Ese anuncio pudo haber condicionado, de alguna manera, la lectura de las imágenes que hicieron los usuarios que vieron las fotos falsas? También es un interrogante para el que no hay una respuesta inmediata. Pero más allá de este caso puntual, no son pocos los expertos que advierten que las redes sociales (por donde circularon las fotos falsas) funcionan en base a algoritmos que influyen en el debate de los asuntos públicos y alimentan la polarización ya que están programados muchas veces para destacar los temas que generan más polémicas.

Volvamos, por un momento, al caso de Trump. En un mensaje publicado en su red social Truth Social, el ex presidente estadounidense había asegurado que el martes 21 era el día elegido por las autoridades para concretar su detención. Fue más allá y llamó a sus seguidores a salir a las calles para "recuperar nuestra nación". Poco después, más de cinco millones de estadounidenses vieron en la red social Twitter las fotos falsas de una supuesta detención.

Con los antecedentes de los actos violentos que cometieron los seguidores del magnate en enero de 2021, no fueron pocos los que esperaban lo peor. Por suerte, no ocurrió lo que se temía.

Lo que se debate por estas horas es cómo prepararse para un escenario en el que sofisticadas herramientas de inteligencia artificial tienen la capacidad de hacer  representaciones cada vez más verosímiles del mundo real. El año pasado circuló un video falso en el que se anunciaba la supuesta rendición de Ucrania en el conflicto de Europa del Este. Antes, se empleó la misma tecnología para mostrar a Obama insultando a Trump. Si bien la manipulación de imágenes tiene antecedentes en las industrias del cine y la televisión, los extraordinarios avances logrados en el desarrollo de este tipo de programas informáticos, que son cada vez más accesibles para usuarios comunes, los convierten en una potente herramienta de desinformación.

Distintas organizaciones que defienden el derecho a la información expresaron su preocupación señalando que dificultan la capacidad para separar lo que es real de lo que es manipulado y alertó que puede generar las peores formas de desinformación.

Por ese motivo, el secretario general del organismo, Antonio Gutérres, presentó el informe "Contrarrestar la desinformación para promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales", donde enumera los desafíos que plantea la desinformación en el siglo XXI. "Las últimas décadas han estado marcadas por rápidas transformaciones tecnológicas que han cambiado por completo la forma en la que las personas interactúan, se comunican y acceden a la información sobre el mundo. En la actualidad, las personas tienen acceso a la totalidad del conocimiento humano en la palma de su mano, y las noticias y la información pueden expandirse por todo el mundo en cuestión de segundos", observa la ONU y advierte que "estos cambios drásticos en las tecnologías también han tenido consecuencias negativas como la velocidad a la que se propagan la información errónea, la desinformación e incluso los discursos de odio".

Habrá que estar preparados para este nuevo escenario que comienza a configurarse en un mundo cada vez más interconectado. Habrá que prestar especial atención a la información que hacen circular en redes sociales fuentes de dudosa calidad.

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