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La obesidad crece con la pobreza

Un reciente informe de la Secretaria de Salud de la Nación, elaborado en base a
datos del programa Sumar, destinado a personas que no tienen obra social ni cuenta
con servicio de medicina prepaga, reveló que en la Argentina la malnutrición por
exceso de peso es el problema más frecuente entre la población infantil y adolescente
que se atiende en el sistema público de salud.

De acuerdo a este relevamiento, que contó con la colaboración de Unicef, la malnutrición por exceso actualmente cuadriplica a la desnutrición clásica, con un 31,1 por ciento para la primera y un 8,1 por ciento para la segunda. Para algunos especialistas, el problema del sobrepeso se acentúa entre la población de menores ingresos que no tiene acceso a alimentos con calidad nutricional y tiene pocas posibilidades de realizar alguna actividad física recreativa.

El estudio se basó en un análisis de los índices antropométricos (peso y talla) de unos 3 millones de niñas, niños y adolescentes de 0 a 19 años que recibieron las prestaciones del programa Sumar en 2016.

Los expertos que participaron de este trabajo de investigación concluyeron que la prevalencia de sobrepeso y obesidad es del 31,1 por ciento; esto es, cinco puntos porcentuales más que el registrado en 2014. El problema de fondo es que en los últimos años ha aumentado el índice de pobreza entre los argentinos.

Según un sondeo de Unicef, casi la mitad de los menores de edad son pobres en nuestro país. Para ser más precisos, el 48 por ciento de las niñas, niños y adolescentes está bajo la línea de pobreza, y casi la mitad de ese total sufre privaciones severas vinculadas con la falta de una vivienda digna y acceso a la educación. Los datos del estudio elaborado por el organismo internacional indicaron, además, que 6,3 millones de niñas y niños ven vulnerado el ejercicio efectivo de sus derechos.

En este contexto, la presencia de sobrepeso y obesidad está relacionada a una alimentación inadecuada por el consumo de alimentos y bebidas procesadas, ricos en grasas, azúcar y sal. La Declaración Mundial sobre Nutrición, adoptada por la Conferencia Internacional de Nutrición que realizó la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Roma, en diciembre de 1992, planteaba ya muy claramente que “el hambre y la malnutrición son inaceptables en un mundo que posee a la vez los conocimientos y los recursos necesarios para acabar con esta catástrofe humana”.

Es lamentable que la Argentina, en tanto país productor de alimentos, no pueda garantizar a los sectores más vulnerables de su población el acceso a una nutrición adecuada. Es necesario que se impulsen políticas públicas para luchar de manera frontal contra la pobreza y los problemas relacionados con esa situación de vulnerabilidad: la obesidad y el sobrepeso en niños y adolescentes de menores recursos.

No es casual que con el aumento de la pobreza, el país registre también un incremento de casos de sobrepeso y obesidad en chicos en edad escolar, ya que ambos factores están estrechamente relacionados. De hecho, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) elaboró un informe donde señala que Argentina encabeza el ranking latinoamericano de obesidad en la infancia. Según el documento, el 9,9 por ciento de los niños menores de cinco años padecen obesidad en nuestro país, seguido por Perú con 9,8 por ciento, y Chile con 9,5 por ciento.

El aumento de la pobreza genera, entre otras cosas, un cambio forzado en la dieta alimentaria de muchos argentinos que sufren los efectos de la inflación y la caída del poder adquisitivo. No son pocas las familias que, ante la imposibilidad de adquirir alimentos de primera calidad, se inclinan por productos ultraprocesados que, por su contenido de altas calorías y bajo valor nutricional, están directamente relacionadas con la obesidad y el sobrepeso.

Además, por falta de información adecuada, en muchos hogares la dieta no incorpora alimentos frescos, como las frutas y verduras, que poseen un mayor valor nutritivo. No debe pasar por alto que los precios de estos productos tuvieron aumentos importantes en los últimos meses, por lo que quedan fuera del alcance de la mayoría de las familias. Es necesario revertir esta situación, adoptando medidas que garanticen a la población más vulnerable el acceso a una adecuada nutrición.