Obesidad y sobrepeso; la otra pandemia
“Si bien es cierto que la obesidad puede seratribuible a cuestiones genéticas, mucho tiene que ver la forma de estimular ésos genes ”, dice el doctor Ignacio Arano.

-¿Cuánto influye la quietud en el aumento de peso de las personas en este contexto de pandemia por Coronavirus?
-En estos meses de aislamiento, 6 de cada 10 personas padecen enfermedades como obesidad, dislipidemias, hipertensión y diabetes. El 90% de las personas que coman mal van camino a la obesidad, ya que la genética carga el arma pero el medio ambiente la dispara. Tanto el factor genético como la industria alimentaria juegan un papel determinante para la salud de las personas. A raíz de la globalización de los alimentos el sobrepeso cuenta con similar característica en todos los países, y hoy Argentina tiene el 61% de la población con sobrepeso más obesidad, mientras que en el 2005 era del 49%. Argentina en el año 2008 sancionó la ley 26.396 que establece parámetros para el tratamiento de la obesidad y trastornos alimentarios. Aquellas personas que notan diferencias en su organismo debido al tiempo que estamos casi inactivos deberían acudir a la consulta, ya que esta forma de vivir va a continuar por mucho tiempo y no es conveniente seguir postergando los controles médicos. La pandemia alteró la forma de alimentarse por la ansiedad del mismo encierro. Con la obesidad aumenta la severidad en la infección respiratoria por coronavirus duplicando la posibilidad de llegar a la respiración mecánica y empeorando el pronóstico.

-¿Cómo modificó la propaganda el hábito alimentario de los argentinos y de qué forma incidió para que hoy haya tantas personas con sobrepeso u obesas?
-La industria alimentaria a través del marketing generó cambios en el consumo de la población al transmitir consejos nocivos para consumir lo ultra-procesado; como el de aquel niño que tomando “Danonino” aumentaría su crecimiento o el de los cereales del “Tigre” con exceso de azúcares y aditivos que nada nutren. Es hora de recuperar viejos paradigmas como los de la abuela que con su arroz con leche casero siempre será más rico y nutritivo que la chocolatada de las propagandas. La diferencia de lo elaborado en casa está en el tipo de harinas y la materia grasa utilizada. El mensaje que desde el propio hogar se da a los niños es muy relajado y le pasa factura en su adultez debido a que el desarrollo gustativo se define en los primeros años siendo por eso que el adulto debe educar promoviendo en su cocina buenos hábitos alimentarios. En muchos casos el hijo ve que el padre no consume verduras ni frutas, ni toma agua y acompaña sus comidas con gaseosas, entonces difícilmente ése chico pueda hacer otra cosa. El mercado ofrece galletitas industrializadas con grasas “trans” que son muy adictivas. Todo aquello que es muy lucrativo para el fabricante termina definiendo la afinidad gustativa por sabores endulzados artificialmente en exceso y otros, como la fruta, terminan siendo desabridos en una competencia desigual. Argentina no tiene regulación de alimentos como por ejemplo en Chile y México, donde prohibieron la propaganda con dibujos de animales. Argentina está desactualizada en lo referente a regulación, otros países latinos alertan con un sello todo lo que sea nocivo.
-¿El exceso de peso define la enfermedad?
-Una persona con 200 kg de peso puede tener un perfil metabólico perfecto en los valores del ácido úrico, triglicéridos y sin colesterol malo. Cuando la gordura no es clara pasa desapercibida y si bien el volumen corporal influye, en lo clínico no lo es todo. Un paciente con 5 kg de grasa ya puede ser obeso porque a su vez tienen prevalencias como la sarcopenia (pérdida de masa muscular). A veces nos encontramos con personas con no más de 60 kg al que se le puede disparar un síndrome metabólico, en ése caso debiera acceder a una evaluación y control clínico permanente. La obesidad tampoco es igual en el niño como en el adulto. Quien fue obeso desde niño no solo tiene hipertrofia (aumento de tamaño) de sus adipositos también hiperplasia (mayor número), entonces al aumentar de peso almacenará grasa en ellos. Sin embargo, aquél que engorda recién durante la adultez, al excedente de grasa la depositará en el músculo, hígado, riñones y demás órganos, comenzando así un proceso de insulinoresistencia.

-¿A qué se debe que algunas personas en apariencia de gran volumen corporal no tienen alterados los valores metabólicos?
-Hay un cambio de paradigma al definir la obesidad, que no radica solo en el peso, sino también en el exceso en el porcentaje y tipo de grasa corporal y las alteraciones clínicas que pueda presentar. En tal sentido, una persona con un peso “normal” pero con adiposidad aumentada puede tener alteraciones clínicas, como así también alguien con un peso elevado puede no tener alteraciones clínicas. Por eso es fundamental entender que la obesidad es una enfermedad crónica con altísima y creciente prevalencia, que posee una etiopatogenia compleja y causa múltiples comorbilidades, de elevada mortalidad prematura y que representa una demanda sanitaria urgente. Con la obesidad aumenta la severidad en la infección respiratoria por coronavirus duplicando la posibilidad de llegar a la respiración mecánica y empeorando el pronóstico. Actualmente uno de cada tres chicos tiene sobrepeso que luego impactan en los costos para salud generando gastos debido a que aumenta lo que tiene que ver con lo oncológico, diabetes, dislipidemias, etc. La enfermedad se dispara al comenzar a tallar el estrés, la ansiedad y demás factores.
-La consulta por telecomunicación es lo que vino para quedarse.
-La telecomunicación, que no es nuevo, se tuvo que readecuar con la emergencia instalándose, para bien, sobre todo en Argentina, donde las distancias son tan largas. En Chaco, en nuestra especialidad, hoy podemos atender a alguien que vive en El Sauzalito o en otras provincias lejanas. Esta forma de atención debiera seguir debido a que abarata costos en traslados y de tiempo; el seguimiento se puede hacer igual, salvo excepciones. La telemedicina permite la comunicación permanente y si bien aún no existe legislación, hoy contamos con una resolución de emergencia surgida por la necesidad de atender a pacientes crónicos y dependiendo de la obra social podemos confeccionar recetas para enviarlas de forma digital. El paciente puede enviar los análisis clínicos, su peso y la circunferencia de cintura y con esos parámetros evaluar si es alguien con riesgos en su salud. También la anamnesis (preguntas) alimentaria puede hacerse con aplicaciones desde el celular siendo muy útiles, o enviar por registro fotográfico lo que se come llevando así un registro alimentario para que la nutricionista que forma parte del equipo pueda evaluar.
-¿Es el paciente con obesidad alguien muy particular?
-Claramente, por eso nuestro equipo debe motivar constantemente al paciente con éstas patologías, debido a que suelen engañarse a sí mismo; he visto casos donde prometen comenzar el tratamiento luego de ir, por ejemplo, de viaje a un determinado lugar por tres meses prometiendo cuidarse recién al regreso, cuando no debiera ser así. Tengo el caso de un paciente que en su primera entrevista me manifestó que tomaba un cóctel de pastillas; para el colesterol, el azúcar y la presión. Después de tratarse cuatro meses solo quedó con la que es para la presión. Está comprobado que existen recursos farmacológicos que funcionan muy bien, y sin embargo las obras sociales no los cubren. La mirada hacia el que tiene sobrepeso sigue subvalorada, no existiendo la medicina preventiva y faltando conciencia por parte de las obras sociales. Solo dos obras sociales se ocupan del tratamiento de obesidad, aún falta bastante, como la matriculación provincial, los análisis clínicos son aceptados pero aún no vi la resolución.
Lo que ocurre en el organismo
El órgano adiposo almacena energía y a su vez libera ácidos grasos libres y múltiples adipocitoquinas y diferentes interleuquinas. El exceso de triacilglicerol intraadipocitario dispara una desregulación inmunológica del órgano adiposo asociada a una inflamación crónica de bajo grado.
Su expansión constante genera cúmulos de grasa ectópica en múltiples localizaciones. Si bien son innumerables las comorbilidades relacionadas con la obesidad, las más frecuentes son la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial, la dislipidemia aterogénica, y un estado proinflamatorio con aumento del riesgo de trombosis y cáncer.