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CARTA DE LECTORES

Recuperar la brújula

Señor director de NORTE:

                                                  El Frente Gremial Docente, que pareció circunscribir a lo salarial la profundidad de la derrota popular de diciembre de 2015, enarboló sus legítimos reclamos y avanzó junto con las autoridades hasta que el virus dijo presente.

Durante la cuarentena, las variadas respuestas que desde aulas y hogares intentaron garantizar la continuidad pedagógica, debieron hacer de la relación virtual un novedoso recorrido de preguntas y respuestas, unas y otras impensables poco antes.

Pero fue allí donde el sindicalismo, que también debía reorientar sus estrategias para conservar fortaleza e impulsar la democratización del Estado, y para sostener y exigir su nuevo rol, el que pusiera el eje en los sectores populares, prefirió el camino conocido, peor aún, convencido de que el paro seguía siendo tan combativo como cuando la pandemia y el parate de la economía mundial eran elucubraciones abstractas de augures y predicadores, ha decretado un “paro virtual de cuatro días por la cláusula gatillo”.

El escenario de feroces presiones de los acreedores de la deuda externa, la desnaturalización de las instituciones, la apertura económica destructiva de la industria nacional, el saqueo de las tarifas, el hambre y el crecimiento de la pobreza, la caída del empleo, la precarización laboral de las legiones de jóvenes apenas colgadas en el mercado laboral, la degradación del ambiente, nada de ello parece figurar en la agenda del “paro”.

Una ciudadanía estrecha emerge en el horizonte si se combinan estas respuestas limitadas y burocráticas con las políticas de privilegio y ajuste desde el Estado, que impulsan los grupos de poder internos y sus aliados externos.

Las estrategias de los trabajadores, dinámicas, creativas, combativas, las que construyen unidad y organización, impactan en la sociedad al recuperar una perspectiva colectiva de realizaciones y conquista de derechos.

La Ctera, por ejemplo, ha sido un ejemplo de capacidad de convocatoria y toma de conciencia, como cuando protagonizó la Marcha Blanca en los 80, la Carpa Blanca en los 90, o la Escuela Itinerante.

Próximo a cumplirse 47 años del nacimiento de esa entidad, reivindicamos algunas de sus legendarias figuras, Alfredo Bravo, Mary Sánchez, Estela Maldonado, y destacamos el aporte del dirigente Hugo Yasky, que, como diputado nacional, impulsa la iniciativa del impuesto a las grandes fortunas.

La docencia, como integrante de la clase trabajadora, merece recuperar la brújula y prepararse para los desafíos de la pospandemia.

CARLOS CACHO QUIRÓS

RESISTENCIA

Pasar de grado

Señor director de NORTE: 

                                               “Grado” tiene significados según el contexto, puede ser “categoría”, puede referirse a la temperatura, y en el ámbito escolar son los escalones de cada ciclo. Según el anuncio que se dio en algunos medios, este año, por la pandemia, los alumnos pasarán de grado con los contenidos que hayan adquirido de la manera casi improvisada pero de buena voluntad.

La pandemia no puede justificar la calidad y cantidad de conocimientos adquiridos, es más, es un motor para descubrir que cada vez debemos aprender más “de todo”.

Querer pasar de grado es un sentimiento de no admitir un fracaso o un retraso en la historia personal de cada alumno o cada niño. Pero lo importante no es el “grado”, es el “nivel”.

Si se considerara que el año próximo luego de una evaluación suben de nivel o remarcan conocimientos no afirmados y de este modo cada uno va pasando de nivel en nivel, hasta llegar a lo consideren si quieren seguir llamando “grado.”

La mayoría de los estudiantes sale de las instituciones escolares con “bajo nivel” de conocimientos por lo que tropiezan en la secundaria, facultad, o en el trabajo. No tienen desarrollada la concentración, o la asociación de ideas, la resolución de problemas, conocimientos básicos, y una cultura general que les permita desenvolverse en cualquier medio.

Esto solo se logra enseñando y aprendiendo. No se trata de una “cláusula gatillo” ni de una promoción automática, sino de prevalecer con constancia en un currículum que ofrezca la continuidad de un aprendizaje progresivo, que quedará incorporado en cada participante, admitiendo que cada uno tiene un tiempo de asimilación.

Para ello están los métodos. El tiempo escolar no debiera contabilizarse con la modalidad actual, sino en la misma cantidad de meses modificar la modalidad para llegar a lo que se considera objetivos.

La presencia del virus Covid-19, del que tanto nos cuidamos y luchamos, debe hacernos más vistos y agudos en las metas y más constantes en la lucha de las adversidades. La educación seguirá teniendo la misma —y más— importancia, justamente, por la pandemia.

MÓNICA PERSOGLIA

RESISTENCIA

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