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La humanización del acto médico

“Un buen médico es el que conoce la enfermedad que padece el enfermo, pero un gran médico es el que conoce al paciente que sufre una enfermedad”. 

La frase pertenece al médico clínico Roberto Reussi y se escuchó días atrás en el Aula Magna de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde el profesional recibió una distinción por su trayectoria y permanente promoción del humanismo en el ejercicio de la medicina.

El doctor Reussi es conocido, justamente, por poner en el centro de la atención médica al paciente y por remarcar la importancia mayúscula que tiene la humanización del acto médico en tiempos en los que los extraordinarios avances tecnológicos amenazan con colocar nuevas barreras entre los profesionales de las distintas áreas de la salud y los pacientes.

En ese sentido, Reussi sostiene que esas valiosas herramientas tecnológicas no necesariamente deben distanciar al médico de la parte humana de la profesión. Un jurado, que estuvo integrado por 125 personalidades médicas, ponderó los antecedentes académicos de Reussi y también su trayectoria como médico clínico para otorgarle la distinción que todos los años entrega el grupo editorial Gracias Doctor; así como el enorme valor que Reussi atribuye al humanismo en la práctica medica.

Durante la entrega de la distinción se recordó que el galardonado mostró, tempranamente, su interés por todo lo que podía aportar a la sociedad a través del ejercicio de la profesión y fue así que con solo 26 años impulsó la creación de la Unidad de Recuperación Posquirúrgica del Hospital General de Agudos Bernardino Rivadavia y a los 28 fue nombrado coordinador de la Unidad de Cuidados Intensivos de esa institución.

Además, se desempeñó como responsable de terapia intensiva del Sanatorio Finochietto, jefe de cuidados intensivos de la clínica de La Providencia y del sanatorio La Florida. En su trayectoria académica se destaca también su participación como director de la carrera de médico especialista en terapia intensiva de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de El Salvador.

“En los tiempos que corren no hay que olvidar que en la práctica de la medicina lo más importante no es el médico ni la tecnología, sino el paciente. Debemos rescatar la necesidad de la humanización del acto médico”, dijo al recibir la distinción en el Aula Magna de la Facultad de Medicina de la UBA. Otra figura destacada de la medicina argentina, el recordado doctor René Favaloro, planteaba que ante cada acto médico, el profesional debe preguntarse si la salud de una persona comprende solo el bienestar físico, o va más allá de esa cuestión.

A modo de respuesta, pero también de reflexión, el cardiocirujano advertía que a pesar de los avances tecnológicos, en realidad, no hay nada que pueda reemplazar a la tradicional medicina clínica de “sentir” al paciente, palparlo, tocarlo, escucharlo.

“El problema de la medicina moderna es, tal vez, un olvido. El paciente es una persona y como tal tiene tres dimensiones de existencia: una comprende su fisiología, anatomía y estructura; otra, sus sentimientos, emociones, afectos y pensamientos todo lo que hace a la psiquis en forma general y la tercera representa sus relaciones con los otros seres humanos y su posición dentro de la red social. El paciente es la fusión indisoluble de estas tres dimensiones. Es antinatural pretender separar la mente si se quiere, el alma del cuerpo del paciente. Como todo está íntimamente relacionado, una palabra, un acto, un gesto son capaces de cambiar, en cierto modo, nuestra fisiología. Una frase o un abrazo pueden herir o reconfortar nuestra salud”, señalaba Favaloro.

En todo el país, afortunadamente, hay muchos médicos que comparten estas ideas. Uno de ellos es el médico clínico Roberto Reussi, quien entiende que la consulta y el diálogo siguen siendo factores fundamentales en la relación médico - paciente. Es más, asegura que incluso puede llegar a tener un efecto curativo, y por eso sostiene que “el tiempo que el médico dedica a escuchar no se reemplaza con ningún estudio”.

Para finalizar, vale rescatar otra de las sabias definiciones de Favaloro que ojalá sirva de guía en hospitales, clínicas y centros de salud: “La persona enferma merece respeto y no se le debe imponer ninguna medida terapéutica. Todo lo concerniente a su estado tiene que analizarse y discutirse. Se le deben explicar los pros y los contras de cada procedimiento. El paciente tiene que ser partícipe de la decisión final; al fin y al cabo se trata de su salud y de su vida”.

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