Rolando Núñez, adalid de la justicia
Nació el 29 de agosto agosto de 1953 en Resistencia, casualmente el día del abogado. Su padre era obrero y trabajó en el Ingenio Las Palmas. - Por Roly Pérez Beveraggi
Llegado a la capital, Núñez padre instaló un pequeño almacén en la zona de Villa Alta (Santiago del Estero, entre 9 y 10). Rolando cursó estudios secundarios en la Normal Sarmiento y se recibió de abogado en la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional del Noreste.
Lo conocí muy joven, en épocas de adolescencia y juventud, gracias a nuestro gran amigo en común, Emilio María Enrique Quenardelle, con quien compartíamos largas charlas y debates sobre la política y fundamentalmente sobre la filosofía de la vida. Rolando era un soñador de la equidad y adalid de la utopía de las causas justas. Sergio Schneider decía de él: "Rolando era formal, rozando lo solemne, rabiosamente puntual, y su palabra valía más que un contrato con apostillas de La Haya".
Fue uno de los fundadores, allá por 1995, de un grupo de reflexión y de discusión, que luego dio origen al Centro de Estudios e Investigación Social Nelson Mandela, operando siempre en favor de los sectores más excluidos. En materia de control de las gestiones de los gobiernos, realizó incontables seguimientos en lo relacionado con las políticas públicas, los manejos de recursos, la evaluación de situaciones, desarrollándose un activo y persistente pensamiento crítico.
Así, el Centro Mandela pasó a ser una fuente de consulta para distintas organizaciones sociales, económicas, gremiales y políticas de la provincia, como también fuente de colaboración para medios periodísticos locales, regionales, nacionales e internacionales.
Los informes del Centro Mandela sirvieron para que la Defensoría del Pueblo demandara en 2007 al Estado nacional y a la gobernación como responsables del "exterminio étnico" de los pueblos originarios del Chaco. A raíz de ello, la Corte Suprema obligó a ambos estados a dar comida, agua y atención médica a los qom.
Decía Sergio Schneider: "Hasta los ’90, Rolando Núñez había sido un abogado medianamente clásico. Cuando creó el Centro de Estudios Nelson Mandela, todo cambió. Probablemente cambió más de lo que él mismo pensaba que cambiaría. Es que rápidamente la oenegé se fue llenando de pedidos y denuncias de aquellos que no encontraban respuestas de las instituciones públicas para protegerse de un abuso de autoridad o para reparar las consecuencias sufridas a raíz de un atropello. Rolando, entonces, se fue alejando de los casos que permitían hacer buen dinero y fue siendo absorbido cada vez más por aquellos otros en los que la única retribución podía ser la satisfacción personal de haber frenado o impedido una injusticia".
Quienes trabajaron con él coinciden en la descripción de sus rasgos más visibles: obsesivo, perfeccionista, exigente y un extremista de la austeridad. No muchos pasaron la prueba de soportarlo. "Lo podías querer y odiar por partes iguales", recuerda uno de esos jóvenes abogados que compartían su estudio con él.
Su frase más pronunciada: "El tiempo es el único recurso no renovable, así que no me haga perder el mío". Si una charla se hacía más extensa que lo necesario, no tenía empacho en darla por finalizada y despedir al interlocutor. Si el diálogo era interesante, podía estar horas participando.
Falleció el 15 de junio de 2019 en Resistencia, a los 65 años. Su deceso se produjo por una insuficiencia respiratoria que obligó a su internación en la tarde anterior en la Unidad de Terapia Intensiva del Sanatorio Frangioli. El hecho rápidamente generó impacto en la sociedad chaqueña, y numerosos mensajes de pesar comenzaron a hacerse públicos a modo de despedida de una personalidad destacada y respetada por su labor, particularmente enfocada en la defensa de los sectores más vulnerables.
Los restos del abogado fueron cremados. Greenpeace lamentó profundamente el fallecimiento de Rolando Núñez, al cual definió como "un incansable defensor de los bosques chaqueños y sus pueblos originarios, y un referente en materia ambiental y de derechos humanos. Rolando fue fundamental para el trabajo de Greenpeace en la provincia del Chaco. El Impenetrable pierde a una de las personas que más lo recorría y defendía".
Luego del fallecimiento de su mentor y principal impulsor, Rolando Núñez, el prestigioso Centro de Estudios Nelson Mandela dejó de existir. La razón era simple: no hay nadie que pueda suplir la inmensa labor que desplegaba Núñez.
Decía su hija María Celeste Núñez: "Lo irremediable es la verdad. La realidad de hoy es esta. Rolando mismo sabía que no había otro. No era petulancia, sino una propia limitación para encontrarle una salida a la continuidad". Y marca que Núñez, al morir, "dejó un poco huérfanos a todos: a su familia, a sus compañeros, a sus amigos, y especialmente al Centro Mandela".