
Ministro de Economía del Chaco
En defensa del Estado
En tiempos de inestabilidad económica y vacas flacas siempre emergen voces conservadoras, que de "liberales" en serio tienen sólo el cartel, implorando por la inmediata destrucción del Estado. No sólo nos dicen que es inútil sino también que es el responsable todos los problemas existentes y por existir en la Argentina.
El discurso antiestado cala hondo en un momento en el que la economía no encuentra un rumbo de estabilidad y el principal factor del humor social, el bolsillo, encuentra dificultades para recuperarse por el movimiento de precios.
Ahora bien, ¿a qué se refieren cuando bregan por la eliminación del Estado? ¿Se refieren a eliminar la educación pública y gratuita? ¿Estarán pensando en una policía privada sólo para aquellos que pueden pagarla? ¿Sueñan con un país donde sólo haya obras de infraestructura en zonas ricas? ¿O se refieren quizás a restringir el uso de hospitales y el acceso a la salud para las personas de bajos ingresos?
Estos interrogantes están lejos de ser chicanas, sino que se desprenden de cada declaración mediática de los referentes liberales, especialmente de Javier Milei, quien ha llegado a ratificar entre sus propuestas la legalización de la venta de órganos por tratarse de una actividad que "el mercado puede regular perfectamente".
Lo que verdaderamente asusta es que no se está cumpliendo el Teorema de Baglini (más cerca del poder, más responsabilidad a la hora de hacer política), lo que nos obliga a pensar que no se trata de locuras de un trasnochado, sino que este discurso efectivamente forma parte de un plan de gobierno.
Los tiempos adversos no nos pueden conducir a extremismos de esta naturaleza que pretenden desintegrar instituciones y transformar a la sociedad en una suma simple de individuos que nada tienen que ver con el bien colectivo. La Argentina no puede permitirse abrir camino a una etapa de desintegración social.
Seguramente no nos podamos poner todas y todos de acuerdo en cómo hacer política económica, si hay que apoyar o no a la industria nacional, si hay que administrar o no el comercio exterior, si hay que hacer obras de logística o de energía. Pero existe un enorme consenso acerca de la necesidad de alcanzar "acuerdos mínimos" que puedan transformarse en verdaderas "políticas de Estado".
La pregunta del millón entonces es: ¿Cómo vamos a aspirar a acordar políticas de Estado si no garantizamos siquiera que haya Estado?
Destruirlo nunca va a ser la solución a nuestros problemas. Destruirlo sólo nos va a condenar a vivir en una economía para pocos, sin igualdad de oportunidades y, lo que es peor, nos va a quitar las herramientas con las que contamos como sociedad para resolver nuestros problemas del futuro.
La historia ya nos mostró que la idea de "achicar el Estado es agrandar la Nación" es falsa por donde se la mire. Por la izquierda, por el centro o por la derecha, defendamos y trabajemos por un mejor Estado al servicio de los problemas reales de nuestro pueblo.

Ministro de Planificación, Economía e Infraestructura de la provincia del Chaco.