La privacidad en línea
La mayoría de las personas dedica varias horas al día a navegar por internet sin tener en cuenta la importancia de cuidar y proteger la información personal.
Aunque todos los usuarios tienen derecho a no ser rastreados cada vez que realizan, por ejemplo, una búsqueda en la red, son pocos los que prestan atención a los términos y condiciones de uso de cada sitio que se visita.
Se estima que, actualmente, en la mayoría de los países que cuentan con servicios de acceso a internet de calidad el usuario promedio pasa poco más de seis horas conectado con su computadora o teléfono celular. Durante todo el tiempo que dedica a visitar tiendas en línea, realizar compras, visitar páginas web que abordan los más variados temas o al ingresar a sus redes sociales, va dejando huellas sin darse cuenta.
Solo una porción muy reducida de usuarios presta atención a las configuraciones que permiten proteger los datos personales o utilizan las herramientas de los navegadores que brindan la posibilidad al usuario para que decida si quiere o no dejar información relacionada con gustos o preferencias, sistema operativo que utiliza, lugar de residencia o cualquier otro dato que permita configurar un perfil.
Lo que ocurre, en la mayoría de los casos, es que se aprueban términos y condiciones sin leer lo que se está concediendo. Hay quienes observan que cuando se aplican filtros a la búsqueda se aleja la posibilidad de encontrar información más personalizada. Tienen razón. Por eso cada vez que se discute sobre la privacidad en internet siempre aparece la tensión entre el derecho de los usuarios a proteger sus datos personales y la necesidad de navegar sin restricciones. Lo más recomendable es no compartir información sensible y en la medida de lo posible desactivar la geolocalización.
El usuario debe saber que las grandes empresas tecnológicas tienen la capacidad de registrar todos sus movimientos cada vez que utiliza sus buscadores, mapas o aplicaciones. Se debe reconocer que si cada vez más personas utilizan esas herramientas es porque, de alguna manera, les hace más fácil la vida.
Pero, antes de avanzar, vale una aclaración: no es lo mismo dejar rastros de gustos personales que visibilizar en una red social el número de celular, la dirección o el número de DNI. Es obvio que esto último es mucho más peligroso.
La cuestión de la privacidad en internet adquiere cada vez una mayor relevancia en todo el mundo, ya que la economía global experimenta un grado de digitalización tal que todo, o casi todo, se transforma en datos que luego circulan por la gran red. En nuestro país el marco legal define a los datos personales como toda información que se relaciona con cada uno de nosotros y que puede ser utilizada para identificar, como por ejemplo el número de Documento Nacional de Identidad (DNI), dirección, teléfono, situación crediticia, imagen, etc.
El irlandés Tim O’Reilly, uno de los gurúes tecnológicos y visionario de las nuevas tendencias, dijo hace un tiempo que "los datos son la nueva materia prima del mundo, y por eso hoy valen más que el petróleo". A modo de reflexión agregó que, en realidad, cada revolución industrial fue motorizada por la nueva materia prima del momento: carbón, acero, petróleo y electricidad.
En su opinión, en estos tiempos de digitalización los datos son los grandes protagonistas de una economía en constante transformación. Por su parte, el activista norteamericano, Eli Pariser, asegura que la lucha por recopilar datos personales es el nuevo campo de batalla de las grandes empresas.
Sin embargo, la gran mayoría de los usuarios de la gran red desconoce hasta qué punto este nuevo fenómeno impacta en el derecho a la privacidad.
Es por eso que el debate sobre la protección de información considerada sensible debe volver a ocupar un lugar central en la agenda de asuntos que son de interés público, sobre todo teniendo en cuenta que en los próximos años habrá una mayor interconexión digital de objetos cotidianos con internet, lo que significa que será cada vez más frecuente la captura y el envío de datos por parte de objetos de uso doméstico conectados a la red.
Esto planteará nuevos desafíos en materia de seguridad, privacidad y protección de datos personales.