Presente y futuro del trabajo
El uso de robots industriales y los procesos de automatización están aumentando rápidamente y tiene el potencial de modificar los procesos productivos en todo el mundo.
Así lo advierte la Organización Internacional del Trabajo que sostiene que, para lograr que la nueva ola de avances tecnológicos sea lo más inclusiva posible, será necesario apostar a la capacitación y la mejora de capacidades para facilitar la transición de empleos existentes a nuevos empleos.
A poco más de 600 kilómetros de Resistencia, en la localidad de Esmeralda, en la provincia de Santa Fe, un molino harinero que comenzó a funcionar en el año 2019 incorporó tecnología de última generación para automatizar gran parte de su planta: hoy tiene una capacidad de molienda de 170 toneladas diarias y sólo necesita un sólo operario para procesar esa cantidad. Si bien la historia ha demostrado que la incorporación de tecnología en sí misma no eliminó los puestos de trabajo, lo que sí ha ocurrido es que determinados oficios y profesiones se volvieron prescindibles y, al mismo tiempo, comenzaron a surgir nuevas ocupaciones. Algunos estudiosos de este tema sostienen que actualmente los robots y los procesos de automatización en las industrias han empezado a cambiar el mundo del empleo y que, por la pandemia, algunas tendencias que se esperaban para 2030 ya se hicieron realidad.
Frente a este nuevo escenario, la Organización Internacional del Trabajo encargó un estudio para conocer cómo está la situación actual. En las conclusiones del mismo se observa que la demanda de robots industriales se ha intensificado considerablemente en años recientes debido a los continuos avances tecnológicos alcanzados en los campos de los sistemas de automatización y la inteligencia artificial. Desde 2010, el uso de robots industriales creció en un 9 por ciento cada año. A finales de 2015, 1,6 millones de robots eran utilizados en empresas de todo el mundo. Más de dos tercios de los robots industriales son utilizados en el sector de la manufactura. Según la OIT, los países desarrollados suman también dos tercios de los robots industriales, mientras que en los países emergentes, el recurso a los robots registra cierta demora en su implementación. "El rápido aumento en el uso de robots industriales tiene el potencial de generar importantes incrementos en la productividad en todo el mundo y de crear nuevos empleos, lo cual podría tener efectos secundarios positivos en la demanda agregada. No obstante, su efecto en las sociedades en general dependerá de qué tan equitativa sea la distribución del incremento del crecimiento económico", resalta el informe del organismo internacional, para luego destacar que urge realizar inversiones en capacitación y en la mejora de capacidades para facilitar la transición de empleos existentes a nuevos empleos.
Algunos académicos sostienen que, aunque el desempleo siga en los próximos años vinculado a los vaivenes de la economía de cada país, habrá que prestar atención a la relación entre desocupación y distribución del empleo disponible. El Foro Económico Mundial, por su parte, publicó un documento titulado "El futuro del trabajo". Allí sostiene que en 2025 se igualará el porcentaje de trabajos que desarrollan los humanos y el que realizan las máquinas. Explica, además, que actualmente las personas realizan el 67% y las máquinas el 33% de las tareas, pero en cinco años la proporción se igualará con un 53% para los humanos y un 47% para los robots. Si la creación de puestos de trabajo de calidad es la opción más segura que tiene una sociedad democrática para distribuir la riqueza con equidad, entonces habrá que seguir con atención la evolución del fenómeno de la automatización y robotización que se observa en distintos sectores de la economía. Para el economista, Andrew McAfee, autor del libro "La Segunda Era de las Máquinas", es muy probable que el mercado laboral haya llegado a un punto en el que cada vez se necesita menos mano de obra humana para mantener en pie una economía. Por esa razón, plantea que el gran desafío consiste en ponerse de acuerdo para decidir cómo distribuir la riqueza que genera la sociedad. "Porque en la primera era de las máquinas, el trato era que la gente se ganara la vida para poder acceder a las riquezas de la sociedad. Pero ahora no hay nada que indique que ese tema esté en el centro de la agenda", dice McAfee, dejando una frase que debería movernos a pensar sobre el presente y el futuro del trabajo.