El vaso que no derrama
Un joven británico se hizo famoso en su ciudad natal, Tipton, al inventar un dispositivo que evita que un líquido se derrame de un vaso o una taza. Permite que el recipiente se balancee en todas las direcciones sin volcar una sola gota. En forma inesperada, el invento tuvo éxito entre algunos académicos, pero no por las prestaciones que brinda, sino porque permite explicar las transformaciones que experimentó en los últimos años la economía global a partir del predominio de lo financiero.
"No derrames" (Spill Not, en inglés) es el nombre del dispositivo que se puede comprar en las tiendas de comercio electrónico del Reino Unido, donde cualquier invento que agregue valor a una taza de té será siempre bienvenido. "Con Spill Not el líquido de los vasos o las tazas no se derrama, así como tampoco se desliza o se cae el vaso cuando se transporta", señala la descripción del producto creado por Jacob Burns, de 25 años, oriundo de Tipton, una ciudad industrial de Inglaterra con una población de alrededor de poco más de 38 mil habitantes.
En economía, cuando se habla del derrame no se hace referencia al problema de un líquido que cae del recipiente que lo contiene. Es una figura que se utiliza para teorizar sobre el crecimiento que genera la economía de mercado, a partir del siguiente postulado: el crecimiento económico derrama de manera natural desde la parte más alta de la pirámide, es decir donde se concentra más la riqueza, hacia la base donde se encuentran los sectores de menores ingresos. En Estados Unidos a esta idea se la conoce también como la teoría de "la economía del goteo" en referencias a las medidas que favorecen con reducción de impuestos a las grandes corporaciones y los sectores cuyas fortunas son incalculables, como las que aplicó en los años 80 Ronald Reagan durante su presidencia.
El año pasado, el actual presidente de EEUU, Joe Biden, dijo en una reunión con empresarios de las Américas que hay que "enterrar" esa teoría porque quedó demostrado que no funciona. En cambio, propuso impulsar una economía que "crezca desde abajo". No es el único que observa que las cosas no funcionan bien cuando se concentra mucho en muy pocas manos. Economistas como Thomas Piketty y Branko Milanovic o el sociólogo Francois Dubet, vienen observando que en la economía global ocurre algo similar a lo que sucede con el invento de Burns: el vaso nunca derrama.
Un ejemplo muy claro lo brindó en el inicio de las reuniones del Foro Económico Mundial en Davos, la organización Oxfam Internacional, tras observar que la riqueza y la pobreza extremas en el mundo se han incrementado simultáneamente por primera vez en 25 años: Elon Musk, uno de los hombres más ricos del mundo, pagó un "tipo impositivo real" de alrededor del 3 % entre 2014 y 2018. Sin embargo, Aber Christine, vendedora de harina de Uganda, paga en impuestos el 40 % de lo que logra facturar, ganando apenas 80 dólares al mes.
Ya en 2018 la OCDE preparó un informe titulado "¿Un ascensor social descompuesto? Cómo promover la movilidad social", que fue publicado por el Foro Económico Mundial. El estudio analizó distintas variables relacionadas con los ingresos, la posibilidad de acceso a una vivienda digna y a servicios de salud, entre otros factores considerados indispensables para garantizar cierto grado de movilidad social ascendente. El análisis, que se llevó a cabo en 36 países, entre ellos la Argentina, llegó a la conclusión que en la mayoría de las naciones observadas la movilidad social entre generaciones prácticamente no existe desde la década del 90, es decir, la década en la que políticas económicas neoliberales se impusieron en distintas naciones occidentales dando como resultado un serio deterioro del bienestar económico y social de millones de personas.
El economista francés Thomas Piketty advierte que la falta de equidad crece en el mundo hasta niveles que son comparables con sociedades de hace más de 200 años, cuando la riqueza y la posición social heredadas predominaban por encima de las oportunidades universales. Dice, además, que el mundo actual se caracteriza por haber logrado un progreso material como nunca antes visto en la historia de la humanidad, pero donde solo el uno por ciento de la población global disfruta de las mejores viviendas, la mejor educación, la mejor atención en servicios de salud y el mejor nivel de vida.