CARTAS DE LECTORES
El saqueo costumbrista a los trabajadores
Señor director de NORTE:
Con o sin guerra en Ucrania, es una desleal costumbre que el trabajador argentino sea objeto todos los años de la apropiación indebida de sus ingresos y la consiguiente vida de privaciones.
Y posiblemente lo más impactante sea que nadie haga nada para impedir el alza violenta de precios que surge tanto del sector privado como público.
Entonces, es lógico tener una inflación anual de casi el 100 por ciento y el Estado, en lugar de aliviar, agrega aflicciones con ajustes de tarifas.
Paralelamente, los políticos sean de derecha o izquierda, aquí dan la impresión de no tener doctrina sobre la dignidad de un pueblo y lo que significa otorgar progreso a sus habitantes mientras disfrutan y ganan fortunas sin sonrojarse desde la función pública.
Veamos el acontecer codicioso y provocativo ya tradicional porque ocurre todos los años y con acentuación en fechas determinadas.
Habría que comenzar hacia finales de cada calendario porque si todo sucede así habría que buscar primero responsabilidades en los máximos referentes que no son solventes o son débiles y cobardes para interponer medidas que terminen con el padecimiento y deterioro del ciudadano.
De última, también se podría pensar que son pusilánimes, o sea, carentes de valores y serviles.
Y —como dijimos— antes de finalizar cada año, comienzan las subas y remarcaciones salvajes de precios de manera que el aguinaldo no alcanza y las mesas de Navidad y Año Nuevo pasan a ser carísimas, un lujo para el trabajador común, cuando deberían ser momentos de alegría y distensión.
¡Qué les importa a capitalistas especuladores y a políticos degradantes! Pasados los días de carnaval llega la Semana Santa y por la inercia de venir actuando desquiciadamente, el pescado y el queso y la leche además de otros insumos usados para comidas de esa celebración, suben inexplicablemente y entonces en los comercios vuelven a escucharse los versos de siempre referidos a problemas del campo por sequía o inundación y lo más intolerable que el río está muy bajo o muy crecido y pescar es más difícil.
Seguidamente tenemos el inicio de clases y una fecha patria. Los guardapolvos y prendas de vestir para colegios por las nubes. Prácticamente, un asalto sin armas al ciudadano y todo parece bien.
No se protesta masivamente y los sedientos de ganancias fraudulentas siguen por el mismo camino.
Si se pretende festejar un 25 de Mayo con asado o locro, todo remarcado porque hasta el aprendiz de comerciante ya tiene incorporado que hay que aprovechar.
Luego, para el día del padre o de la madre, todo similar, otra vez hay que elevar los precios de prendas de vestir.
Porque hay un solo día del padre o de la madre por año y hay que ganar a cualquier precio empobreciendo al trabajador y su familia.
Y para no ser tan extensos, con los ejemplos citados bastan para evidenciar la sociedad dividida y de falta de solidaridad en donde estamos viviendo.
Los que pretenden bajar la inflación —sean políticos o empresarios— ya hubieran hecho hace rato una reflexión seria y detener su inacción o impulsos codiciosos de manera que no se llegue al extremo de los acontecimientos.
No creemos que existan responsables que estén ajenos o gozando con el padecer de los más necesitados.
Es hora de pensar en un gran país que contenga a todos y que los maquiavélicos y maliciosos actores de esta realidad se detengan por otro país que excluya conflictos sociales y muestre progreso.
HÉCTOR MOORS
DNI 7925487
ASOCIACIÓN CIVIL EN DEFENSA DEL DERECHO DE LA CIUDADANÍA
RESISTENCIA