Adelantado a su época: Mercedes Benz G-Intruder
Si el nombre no suena familiar es porque se trató de un proyecto nacido una década antes de los hoy tan comunes SUV.
El Intruder fue obra de Heuliez en 1996, una marca francesa especializada en personalizaciones, que luego vio que era más negocio dedicarse a los ómnibus.

El creador fue Marc Deschamps, que colaboró en el diseño de un automóvil que incluso Ferrari no podría repetir hasta 2008.

Heuliez nació en 1920. Su fama llegó por las modificaciones de modelos franceses como Citroën, Peugeot y Renault y fueron los creadores del poderoso Renault 5 Turbo. Sus puertas cerraron, definitivamente, en 2013 cuando la empresa se declaró insolvente.

Las características que el Intruder tiene son una combinación de deportivo con el clásico "jeep" Clase G. Tiene motor de seis cilindros y 3,2 litros, con 210 caballos de fuerza, y una transmisión automática de cuatro velocidades con tracción total (herencia del Mercedes Benz G320).

El techo de metal convertible, provino del Mercedes SLK. Mientras que la carrocería fue diseñada en estilo de deportivo descapotable para montarse sobre la plataforma del G-Wagen.

El interior es una de las partes más peculiares del Mercedes G Intruder: aunque se reutilizaron varios elementos del Mercedes Clase G, el habitáculo nada tiene que ver con el todoterreno alemán. Impera el color azul de la tapicería de cuero que contrasta con algunas piezas de madera y otras de color gris oscuro.

Un adelantado
El Mercedes Clase G tuvo, en los años setenta, una versión descapotable, pero el Mercedes G Intruder no tiene relación alguna con él. Heuliez lo concibió pensando en Asia y en Estados Unidos: por esta razón estaba destinado a ser un modelo que defina en esa época a un deportivo todo terreno.
Lo que sí es cierto es que el Mercedes G Intruder se adelantó a su tiempo puesto que no fue hasta hace una década cuando aparecieron modelos como el Range Rover Evoque descapotable o el Vokswagen T-Roc Cabrio.
Lo curioso de esta unidad con el techo descapotable es que, desde hace un par de años, está a la venta en DK Engineering luego de un proceso de restauración integral que costó 280.000 euros para, entre otras cosas, recuperar su color original (Silver). Su precio es de 207.000 euros y, de momento, no tiene dueño.