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CARTAS DE LECTORES

Saife responde a la Asociación de Magistrados

Señor director de NORTE:
Por este medio me dirijo a los integrantes de la Asociación de Magistrados y Profesionales del Chaco.
La asociación salió públicamente a defender a uno de sus asociados, que es lo que corresponde.
Simplemente quiero recordar que tengo más de 40 años en ejercicio de la profesión de abogado y jamás he recibido una sanción por mi conducta profesional.
Por otra parte, siempre he sido profundamente respetuoso de la investidura judicial, cualquiera sea la persona que detente el cargo; como así también que cuando los medios de comunicación local me han solicitado opinión sobre un fallo siempre he contestado de la misma manera “yo no cuestiono los fallos judiciales por los medios”, los cuestiono por las vías previstas por la ley, es decir, por la vía recursiva. 
Pero, señores magistrados, en este caso concreto no podía recurrir a la vía institucional, toda vez que no creo que hubiere prosperado un recurso de casación a favor de una persona muerta.
Por último, en todos los planos de mi vida, cuando creí estar frente a una injusticia, no me he callado.

JUAN CARLOS SAIFE
ABOGADO (MP 1010)
RESISTENCIA

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Terminalidad escolar y cultura del trabajo
           
Señor director de NORTE:
Terminalidad escolar y cultura del trabajo… es un trabajo… sí, porque no se trata solamente de un anuncio sino de una programación. 
¿Quiénes necesitan terminar sus estudios? Generalmente gente adulta.
¿Quiénes quieren seguir estudiando? Mayores de 18 años.
El adulto necesita trabajar, tiene que trabajar, el Estado necesita que trabaje, pero los horarios de enseñanza presencial, o el tiempo que insume dedicarle a las clases on line no van de la mano con los horarios laborales. 
Las ayudas económicas deben facilitar para dar la voluntad de continuar, pero también —a la par— enseñar la ley del esfuerzo propio.
 Adaptar los horarios de clases es un aspecto.
Promover los trabajos de media jornada con salarios acordes a las horas de trabajo. 
Los planes sociales deberían convertirse en planes de trabajo, considerando que de acuerdo con su situación opten por la terminalidad escolar.
Hasta acá la obligatoriedad de la educación ha sido un eslogan. 
Los planes en algunos casos favorecieron el ocio, pero no mejoraron la calidad de vida, aún familias recibiendo más de un plan. El Estado no recibió nada a cambio.
Enseñar la cultura del trabajo es generar las condiciones en las que educación y trabajo vayan en un mismo propósito.
La dignidad se produce cuando las personas sienten la satisfacción del resultado de su esfuerzo.
 Lo regalado es ajeno a él, no lo valora y no tienen sentimiento de pertenencia. 
Puede despojarse de lo que recibe o desecharlo, aunque el Estado siga aportando. 
El Estado tiene que estar presente, pero la sociedad crece con trabajo. 
Hay que construir. Por eso, esto significa un trabajo a los ministerios que les compete para elaborar proyectos con metas claras para que el país crezca en producción y cultura.
Siempre hay una primera vez. Y el trabajo por el país nunca termina. 

MÓNICA PERSOGLIA
RESISTENCIA

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Analfabeto político

Señor director de NORTE:
 El señor intendente no se equivoca cuando se expresa por todos los medios de difusión, gráficos, radiales y televisivos, que el tema de los jubilados es “político”. Obviamente que es un tema político, es un tema que surge y es inventado por su perversidad, por su ignorancia y su torpeza. 
El señor intendente intenta instalar que ya otorgó un aumento a los trabajadores municipales, maliciosamente creó un nuevo beneficio que no se vincula con el básico, por lo tanto, aplasta la escala salarial y abre una variable para destruir la escala salarial, una alternativa por donde —y a futuro— genera engañosos aumentos. 
El señor intendente miente y engaña a la sociedad resistenciana, al hacerles creer que él otorgó un supuesto aumento; los trabajadores municipales, activos y pasivos, venimos sufriendo un congelamiento salarial, es decir que no se actualizó, ni se hizo, desde que él asumió, una recomposición salarial para que el salario no pierda contra la inflación. 
El señor intendente creó un beneficio y él cree que es un aumento, eso no es una recomposición salarial, ya que el básico de las diferentes categorías está congelado desde diciembre de 2019. 
Si realizáramos una comparación con el salario mínimo vital y móvil que estableció el gobierno nacional desde 2019 hasta esta parte del año, se apreciará que el básico de los trabajadores municipales lleva perdido 66,40%.
Casi dos años de salarios congelados. Para muestra del traje, solo basta un botón.

El señor intendente engañó a los trabajadores municipales activos, primero les dio un monto en negro de $6000, que no aporta a la obra social, que luego lo transformó en un beneficio denominado “refrigerio”, sin relacionarse con el básico y sin aportes a la obra social.
 Luego creó otro beneficio denominado “Permanencia en la Estructura”, que tampoco se relaciona con el básico. 
Es decir que el intendente a futuro tiene tres opciones de aumentos, o da al básico, o da al refrigerio o da a la permanencia, todo contribuye a aplastar el salario real de los trabajadores. 
El señor intendente realiza este tipo de atropello porque tiene dócilmente disciplinada a la escribanía del Concejo municipal. 
El señor intendente y los concejales no solo son el símbolo del ajuste despiadado que aplica sobre los municipales, activos y pasivos, sino que juntos son los fieles representantes del poema de Bertolt Brecht “El analfabeto político”.

JUBILADOS MUNICIPALES AUTOCONVOCADOS DE RESISTENCIA

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Carta al ministro Aldo Lineras

Señor director de NORTE:
Por este medio, me dirijo al nuevo ministro de Educación, Aldo Lineras (otrora decano de la Facultad de Humanidades), a la espera de conseguir por esta vía pública su —prometida y nunca arribada— respuesta.
Nutrido de la memoria de los documentos formales: el señor Aldo Lineras el 30 de noviembre de 2020 había “lamentado la situación generada” y sostenido: “Enviaré una respuesta apenas tenga datos suficientes”, frente a mi carta de renuncia a la Especialización en Docencia de la Educación Superior, presentada el 17 de noviembre de 2020. Huelga decir que al 24 de septiembre de 2021 y a pocos meses de cumplirse un año del suceso, no ha respondido. 
Tal vez aún no “tenga datos suficientes” o —teniendo en cuenta que le he remitido todos los intercambios de correspondencia digital con tutores, docentes y directivos— nunca los haya leído. De cualquier modo, no ha cumplido su expreso compromiso con un estudiante, por lo que —con toda valía— cabe la legítima pregunta: ¿cumplirá con sus compromisos como ecónomo del Estado? Ahora, nada más y nada menos, como responsable de lo concerniente a la educación de la provincia del Chaco.
Por ello y para que tenga a su disposición, copio abajo la mencionada carta de renuncia:
“Estimados: a pesar de no haber recibido una nueva “devolución” de mi trabajo y que tampoco han consignado la forma en que se ha llegado a obtener la calificación final, la aprobación de la asignatura Debates contemporáneos en Ciencias Sociales deja implícito el hecho de que mis argumentos han sido por ustedes validados, al tiempo que aceptados.  
Sin embargo, al no haber una rectificación y —si bien es cierto— tampoco una ratificación de las pedagógicamente cuestionables actuaciones por parte de la “tutora” Manuelita Núñez, en esa omisión, en esa abstención, sobrevive un muy peculiar silencio. 
Como en toda política que se precie de velar por los derechos humanos (aquellas que atienden temáticas como: la desaparición forzosa de personas, la apropiación ilegal de infantes, la violencia de género, la violencia institucional, por solo nombrar algunas), que atraviesa y condiciona las políticas pedagógicas de una institución o grupo, el silencio es sinónimo de complicidad. 
Por ello, todos cuantos hayan recibido los intercambios, los reiterados escritos que —de mi parte— solicitaban: ratificación o rectificación y su resultante y fundado descargo; concurren cómplices —por silencio— al no contestar cuanto se ha solicitado. Luego, se encubre (oculta) la actitud de la mencionada “tutora”, sin que ésta siquiera se excuse por las mismas. Dichos actos evidencian la reproducción del obrar corporativo y colaboracionista de la academia, que la han matizado en los tiempos más tenebrosos de nuestra historia reciente, en detrimento de los vínculos de equidad por los que bogaban los mentores de la reforma universitaria de 1918. Resultando llamativo que esta situación tenga lugar en la Facultad de Humanidades. 
Así como los estudiantes tienen deberes, también tienen derechos, no únicamente como tales sino como seres humanos. Del mismo modo, los que ejercen el papel de docentes o tutores tienen derechos y deberes, pero incluso como personas —sujetos de derechos— deben tener la suficiente valía ética y moral como para poder reconocer sus errores. Esto último, no solo se debe dejar implícito —como en el caso actual— en el hecho de la aprobación de la materia, sino que debe ser explicitado en texto rubricado por —en este caso— la misma tutora Manuelita Núñez y quienes la han considerado capaz para las responsabilidades de que se ocupa en la cátedra en cuestión. 
Resulta por demás contradictorio que esta situación tenga lugar en un espacio donde justamente se busca aportar a las “competencias” en lo que refiere a docencia. Por este motivo resulta intolerable el silencio y la implícita complicidad de la institución con la actitud pedagógica por mí cuestionada. 
Es entonces que resulta pertinente y hasta parece imprescindible retomar las palabras de uno de cuantos han aportado al camino de la pedagogía revolucionaria en América Latina y el Caribe, Ernesto “Che” Guevara, cuando sostenía: “… o poseemos la capacidad de destruir con argumentos la opinión contraria o debemos dejarla expresarse… No es posible destruir una opinión con la fuerza, porque ello bloquea todo desarrollo libre de la inteligencia.” 
Por todo ello, en legítimo derecho, me reservo la posibilidad de emplear la experiencia vivida —con los documentos que la refrendan— en cuanto ámbito considere pertinente. 
Sin perjuicio de lo antes dicho, deseo comunicarles que renuncio a continuar el cursado de esta Especialización.   
Motiva mi renuncia el hecho de que no querer contar con un “título” otorgado por quienes enarbolan el silencio y/o la omisión como estrategia pedagógica de vínculo con el estudiantado. Ello constituiría —para mí— un contrasentido, al obtener un papel que certifique la especialidad en “docencia” y que, en el mismo —salvando las honrosas excepciones— se hallen involucrados “tutores” y docentes, la dirección de este espacio y hasta la misma dirección de la Facultad de Humanidades que han elegido el silencio. 
La historia nos ha enseñado lo peligroso que es el silencio. La dignidad es más valiosa que cualquier título. 
Los saludo con el respeto que se merecen. Felicidades. 
Por todo lo antes expuesto, hago mías las palabras del ahora ministro de Educación, la situación relatada también constituye una “discusión pedagógica” y que debiera redundar en la “calidad” educativa que usted asevera buscar. 
Señor ministro de Educación, “en la medida de las responsabilidades” que le competen, ya no como funcionario, sino como persona ética, como usted mismo lo manifestare: asuma el desafío y rompa con el antipedagógico silencio en el que ha incurrido. Para ello, quedo a su disposición conforme a, si usted lo considera pertinente, celebrar una reunión (virtualidad mediante).

ERNESTO EUGENIO ROLÓN
(Diplomado Superior en Infancia, Educación y Pedagogía)
DNI 31.119.450
Barranqueras