Hoy Ecuador elige presidente
De las 16 fórmulas en competencia solo tres parecen tener chance: el candidato de Rafael Correa, Andrés Arauz, el empresario liberal Guillermo Lasso y, un poco más lejos, el dirigente indígena Yaku Pérez.

Entre las principales claves de la elección debemos considerar primero la fragmentación del sistema de partidos. Nunca antes en Ecuador se presentaron tantas fórmulas presidenciales como este año. La implosión del partido Alianza País tras la pelea entre Lenin Moreno y Rafael Correa inauguró una etapa de multipartidismo extremo.
Pero esta tendencia no fue solo dentro del bloque oficialista. El historiador ecuatoriano Pablo Ospina Peralta explica que “La coalición de izquierdas opositoras al gobierno de Correa, que presentó dos candidaturas unitarias en 2013 y 2017, se encuentra ahora dispersa en cinco candidaturas diferentes. El mismo panorama de dispersión se constata entre los pedazos que todavía se mueven del antiguo Alianza País: al menos cuatro candidaturas encabezadas o promovidas por antiguos funcionarios del correísmo”.

La segunda clave es la existencia de una opción de centro competitiva y esquiva de los extremos. La candidatura de Yaku Pérez (Pachakutik) llega con una agenda fuerte en lo ambiental y social y busca abrirse paso ante el escenario de polarización que plantea la pelea entre Arauz y Lasso. Desde la llegada de Rafael Correa al poder, Pachakutik no había podido superar los 7 puntos en las urnas.
Tercera clave, el alto nivel de indefinición del voto ciudadano. El tira y afloje entre los distintos líderes políticos y las instituciones electorales sobre la confirmación de candidaturas generó mucha desconfianza y desinterés de la sociedad sobre el tema. La falta de certezas sobre a quién votar está por encima del 30% en la mayoría de las encuestas. Nunca antes se había cosechado una cifra tan alta en una fecha tan cercana al día de la elección.
Por último, el descontento social con la política. El presidente Lenin Moreno termina su gobierno con más del 90% de imagen negativa. Pero el descontento no solo afecta a Moreno, sino al amplio arco político. Los cuatro años de peleas entre Moreno y Correa, el proceso de judicialización de la política y las denuncias de corrupción no han hecho más que alejar a la dirigencia política de la gente, situación que ahora se traduce en un fuerte desinterés electoral.
La figura de Correa
Los 16 candidatos tuvieron 36 días para desplegar su promoción política y convencer a los votantes. Para evitar una segunda vuelta el 11 de abril, el más votado deberá superar el 40% con una ventaja de diez puntos sobre el segundo. El que consiga más votos asumirá el 24 de mayo.
Si bien Rafael Correa no figura en ninguna boleta, fue uno de los grandes protagonistas de esta elección. La campaña orbitó alrededor de la figura del expresidente, que fue inhabilitado para ser candidato después de quedar confirmada su condena a más de 8 años de prisión acusado de corrupción.
Paulina Recalde, directora de la consultora Perfiles de Opinión, dijo que en esta elección persistió la polarización correísmo-anticorreísmo. “La figura de Correa funcionó tanto como gran elector para la candidatura de Andrés Aráuz, como de resistencia para aquellas organizaciones políticas que apelaron a la amenaza del retorno del correísmo. En el caso de que lleguemos a una segunda vuelta, la figura de Correa puede resultar un elemento de unificación de la oposición en contra de Aráuz”.
Sin un favorito claro, se destacaron tres nombres fuertes: el banquero y empresario Guillermo Lasso, el líder indígena Yaku Pérez, y el economista correísta Andrés Aráuz. Para la consultora Perfiles de Opinión, Aráuz encabezaba la intención de voto con 31,5%, le seguía Lasso con el 21,3% y Yaku Pérez con 11,9% en un escenario con más del 31% de intención de voto nulo o blanco.
Incertidumbre
Un sorprendente, en la segunda quincena de enero, a poco menos de quince días de las elecciones, más del 50% de los consultados todavía no definía su voto, lo que marcaba un escenario de lo más abierto.
Recalde considera que hay dos elementos que pueden explicar este alto índice de indecisos. El primero, la tensión que se ha vivido durante todo el año entre las instituciones electorales para atender a los pedidos de impugnaciones y dar por definitivas las inscripciones. “La población, aunque no esté tan informada sobre el tema, percibe la falta de certidumbre”, señaló.
El intento de impedir la candidatura de Aráuz fue uno de los casos más escandalosos. La fórmula de Aráuz y el periodista Carlos Rabascall recibió el aval del Consejo Electoral recién a comienzos de diciembre. “Pero también tiene que ver con el alto pesimismo de la población respecto al país. Sólo un 9% de los consultados siente que el país va por el camino correcto. Estamos viviendo un momento de fuerte distanciamiento con la dirigencia política y de crisis de confianza institucional”, explica.

Yaku Pérez y la economía extractivista
Pérez, además de haber sido gobernador de Azuay y de dirigir la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas, fue electo por el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik como candidato a presidente y figura entre los tres preferidos. “Lo que está en juego en estas elecciones es la posibilidad de cambiar de un modelo extractivista a un modelo post-extractivista, que es una constante en América Latina. Si logramos con nuestra propuesta cambiar nuestro modelo, Ecuador podría ser una luz que proyecte a América Latina. Nuestra región andina está muy sometida al modelo extractivista neoliberal donde la naturaleza es considerada como una mercancía más. Si los países de la región se logran consolidar con fuerza viendo que hay un paradigma que desafía a la violencia extractivista, podríamos construirnos como un referente para un cambio democrático”, opinó.
*Publicado en Cenital.