Alejandro “Nono” Parmetler
Alejandro Ernesto Parmetler más conocido como el “Nono” cumplió 80 años y está jubilado como juez de Cámara N°1 en Resistencia. Es casado y tiene tres hijos: Alejandro y Germán que alguna vez jugaron en Central Norte, Estudiantes y Sarmiento y Laura, jueza en el foro local.
Vivió su infancia, hasta los 8 años, en Salto de la Vieja (La Verde, a cuatro leguas de la Escondida) un lugar que, por ese entonces, era un paraje y hoy solo es un campo de pastoreo.

Este hijo de director de Escuela recuerda a su padre como si los hechos hubieran ocurrido hace muy poco. “El Nono” pateó las primeras pelotas en los recreos escolares de una infancia inolvidable donde el tiempo transcurría entre el fútbol y la lectura.
- Los Parmetler tienen sello de Chaco For Ever ¿por qué ese y no otro club?
-Es que mis padres y mis tíos vivían por la calle Colón frente al hoy “Guido Miranda”, distanciados a solo tres cuadras de la vieja cancha (hoy Esc. N°2, anteriormente Escuela de Niñas). Los Parmetler eran siete hermanos (cuatro varones y tres mujeres). Todos los varones futbolistas con mi tio Héctor (Chiquito) que fue arquero y mi papá que debutó a los 15 años.
Otro de mis tíos (Nené) junto a Víctor Valussi pasaron a Chacarita Juniors. Valussi luego pasó a Boca donde descolló integrando también la Selección Argentina. Todo aquello transcurría allá por los años 35 y 45 cuando comenzaba el profesionalismo en Argentina. Chacarita también lo llevó a Ruiz Díaz, Castelano e Iturri (Sarmiento).
-Teniendo en cuenta que su labor principal era en la Justicia, ¿hasta cuándo pudo prolongar su carrera en el fútbol del Chaco?
-Comencé en la sexta división (1.949) y llegando a mi debut en Primera división en 1954. Abandoné tres años debido a una lesión y luego regresé para jugar hasta el año sesenta y seis, momento en que pasé al club Bancarios. Luego regresé a For Ever (1967) seducido por la participación en el Primer Nacional.
En aquel equipo era titular cuando, otra vez, una lesión me dejó afuera de lo que había sido mi mayor anhelo. En realidad mis intenciones eran ser jugador Profesional aunque solo pude ser amateur. Ya por el año sesenta y nueve recalé en Resistencia Central para ahí si retirarme definitivamente.
-Siendo partícipe de una época gloriosa en aquel fútbol chaqueño, de haber sido técnico ¿a quienes hubiese llamado para integrar su equipo?
-A Ramón Villanueva y Ferrari para el arco. Ricardo Batalla, Fernando Gómez, Bruno Chávez, Roberto Casiett, “Babi” Cubillas, “Nonín” López, Roberto Arce, Lemme y a Carlos Ojeda. En realidad estaría en problemas porque cómo dejar afuera a “Mula” Oliveira, “Mingo” Rotger y Santiago Fernández. Estos muchachos que le nombro tranquilamente también podrían haber jugado con aquel fantástico equipo que ascendió en el año 89.
Los conocí a todos y fueron extraordinarios jugadores que de haber vivido en estos tiempos seguramente serían de la elite del profesionalismo. Me estaba olvidando de “Lito” Ramírez, un gran número nueve que venía de jugar en Quilmes, estando a punto de integrar la Selección Argentina y que también jugó en Olimpia de Paraguay.

-¿Se puede decir que el “Nono” era un multifuncional?
-Por supuesto, ya que a decir verdad nunca tuve un puesto fijo. En algún momento jugué como delantero aunque no era mi fuerte, pasé por la zaga y también por el mediocampo. Era el tipo de jugador que podía ser útil donde se lo necesitaba. Alcancé a jugar algunos partidos amistosos teniendo como compañero a mi hermano Cacho, un emblema de Chaco For Ever y que falleciera el año pasado.
-Los jugadores de su época tienen un especial afecto por quienes fueron sus entrenadores, ¿aquella afectividad era por los conocimientos futbolísticos o solo por esa suerte de paternalismo que veían en ellos?
-Mucho de lo último que usted menciona ya que es lo que nos marcaron para siempre. Tengo recuerdos de un entrenador de apellido Leiva que había sido marcador de punta allá por los años 40, también lo tengo muy presente a Castellano y cómo olvidarme de don Antonio Ruiz Díaz. La diferencia de aquel fútbol estaba es que se jugaba a canchas llenas debido a que la tercera división era muy fuerte, y con una entrada te permitía ver dos grandes partidos. Se practicaban entrenamientos no muy rigurosos, generalmente martes y jueves, y cuando llovía nos daban el día libre debido al barrial que se formaba en la cancha.
-Cuéntenos, en un resumen, cómo jugaba su padre Alejandro (Jandito), el hombre que les transmitiera aquella pasión por los colores blanco y negro.
-Hubo un dirigente -Teófilos Larriera- que a mi papá lo había bautizado “la maravilla Chaqueña”, y no sé si habrá sido para tanto pero es así como también lo conocían a través de los diarios de esa época. Sé que ha sido un jugador de grandes condiciones y que si no continuó en otros clubes más importantes fue debido a que estaba muy comprometido con la docencia, aparte no se olvide de que eran otros tiempos donde aún no estaba el profesionalismo.
Falleció a los sesenta y cinco años luego de haber jugado hasta los 35. Yo lo veía jugar en el campo y le copiaba algunas cosas ya que seguía despuntando el vicio en el club San Carlos de La Escondida, club que era una potencia de aquellos tiempos. Lo vi jugar casi con cuarenta años en partidos con cancha llena adonde llegábamos en el sulky después de viajar varios kilómetros.

Aún no puedo evitar una mirada hacia atrás sin dejar de añorar esos momentos que me hicieron tan feliz. Mi papá debutó en el año 1.926 con solo 16 años. Fue un insider izquierdo (10 actual) que integraba cualquiera de los cinco puestos de la delantera (se jugaba con cinco delanteros).
Salió varias veces campeón integrando como titular la Selección de la Liga. No fue subcampeón del campeonato Argentino realizado en Buenos Aires debido a que el director de la escuela Normal (Borchichi) no le otorgó el permiso para viajar, ya que estaba próximo a recibirse de maestro.
Una vez vino al Chaco el poderoso Rosario Central (todavía no estaba integrado a la AFA) siendo mi papá el autor del gol del triunfo al arquero Octavio Díaz (integrante de la Selección Argentina). Aquella tarde For Ever le ganó a Rosario 2 a 1 y cuentan que luego del partido ese arquero de la Selección Argentina elogió a mi papá por la gran actuación que había tenido.
Anécdota
-En una época tuvimos como entrenador al Paraguayo Juan Esteban Calligaris, un personaje pintoresco y a la vez compañero. Sus explicaciones a la hora de plantear los partidos eran escuetas, casi que nos dejaba jugar solos, eso sí, a la hora de las declaraciones periodísticas hablaba como que tenía todo preparado.
De acuerdo al resultado ahí recién nos enterábamos de su planteo. Por ejemplo; si el juego se había definido cargándolo sobre la derecha, él explicaba al periodismo que se había dado cuenta de esa flaqueza y allí nos había mandado.
¡Nada que ver, lo resolvíamos solos! Claro que con el resultado puesto era muy fácil su análisis. O por ejemplo; si al gol lo habíamos hecho de contra declaraba que su táctica había sido poblar el medio para obstruir el juego de ellos, sobre todo cuando era muy fuerte. La verdad era otra, sus jugadores sabíamos que se daba cuenta solo una vez que terminaba todo. En ese equipo no existía la guía de antemano.
También es verdad que con él nos divertíamos mucho, ya que era un tenor, un lírico capaz de crear un ambiente favorable que hacía que lo quisiésemos mucho, pero de táctica poco y nada. En realidad aquellos entrenadores no contaban con un tiempo suficiente para trabajar en las previas al partido y siempre recurrieron solo a la estrategia de motivar al grupo.