La peor caída de los tamberos desde 1970
La crisis del sector lácteo dejó en 2016 datos alarmantes. La producción primaria de leche alcanzó 9711 millones de litros, lo que significó una caída de 14,17 por ciento en comparación con 2015.
Esta caída fue la mayor baja desde 1970 y evidencia la complicada situación que vienen atravesando los tambos y la industria lechera en el país.
En términos de litros, fueron 9,7 millones los producidos, la peor marca desde 2007, cuando se produjeron 9,5 millones. Los datos fueron provistos por un informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav), en base a la Subsecretaría de Lechería del Ministerio de Agroindustria.
Si bien las causas principales que menciona el informe citan a la merma de consumo en el mercado interno -por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores como consecuencia de la inflación-, y la retracción en la demanda externa, en gran parte también influyeron las fuertes inundaciones que sufrió la principal cuenca lechera del país (Santa Fe - Córdoba) en la primera parte de 2016, y que se replicaron a comienzos de este, además de la baja de rentabilidad que los tamberos y la industria vienen sufriendo desde hace varios años.
Sobre el sector incidieron los aumentos en el valor de los combustibles, que encareció la logística, además de la decisión de la actual administración de eliminar buena parte de las retenciones agrarias sin ofrecer compensaciones a los productores lácteos, critica el informe de la Undav, que además agrega que como subproducto de la devaluación de diciembre de 2015 y de la subsiguiente eliminación de los derechos de exportación de la mayoría de los cereales agrícolas, se produjo un desacople entre los precios de venta de la producción primaria hacia el entramado industrial y los costos productivos del tambo.
El relevamiento sostiene que el consumo anual de leche por habitante, medido en litros, cayó desde un promedio mensual de 44 litros consumidos durante 2015 a 40 litros en 2016, el menor consumo per cápita desde la salida de la crisis de 2001.
La mayor parte de la caída es explicada por la situación de la leche pasteurizada, de la que se consumieron casi seis litros menos en 2016 (20 por ciento menos). Por su parte el consumo de leche esterilizada creció 15% y la de leche chocolatada disminuyó el 10.
En el agregado, el consumo de leche fluida cayó 9,3 por ciento de un año a otro. Dentro de la menor demanda interna, la leche en polvo fue la que registró la caída más fuerte, con 43,8 por ciento interanual; seguida por la manteca, con 13,1 por ciento; el yogur, con 9,8; y la leche líquida, con 9,3.
En cuanto a la balanza comercial del sector, el análisis remarcó que las exportaciones lácteas totales pasaron de 428 millones a 378 millones de litros, con una baja de 13,23 por ciento; mientras que en divisas cayó 50,72ppr ciento: de 1352 millones de dólares en 2015 a 897 millones en 2016. Como ejemplo, se menciona que este escenario derivó en que las siete principales exportadoras de lácteos del país presentaran una caída en el monto de exportaciones en 2016 lo cual, a su vez, explica mermas de hasta el 71por ciento.
Por su parte, las importaciones del sector también estuvieron en alza, ya que alcanzaron los 5,3 millones de kilos, 55,9 por ciento mayores a las del año anterior, y en volumen totalizaron los 16,9 millones de dólares, lo que significó un crecimiento de 43,22.
La cooperativa Sancor, la más grande de la Argentina, por citar un caso emblemático, se encuentra atravesando la peor crisis desde que inició sus actividades en 1938.
Las exportaciones de la firma cayeron un 60 por ciento (en 2016, con respecto a 2015), su producción se redujo un 30 por ciento y el balance del 2016 arrojó una pérdida superior a los 2.400 millones de pesos.
Con ausencias de políticas públicas de parte del Estado Nacional para ayudar al sector en general y a la empresa en particular, peligran no solo una de las empresas nacionales más importantes de producción láctea y derivados, sino que también lo hacen cerca de 4.000 puestos de trabajos directos y el doble de indirectos.
Ignorar la situación desesperante del sector lácteo argentino, con alrededor de 500 tambos cerrados, es un error de prioridades de política económica a nivel estructural, que prioriza la importación de bienes a bajos precios y capitales internacionales en desmedro de trabajo y producción nacional.