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Fabricio Glibota

Columnista

Mayoría de edad en la Redacción

Hace tan solo 18 años formo parte de NORTE, que hoy celebra su 54º aniversario. Cerca de dos décadas, una insignificancia dentro de más de medio siglo de vida de este medio. 

Aunque en el mundo de la comunicación y la información, donde un hecho queda viejo en cuestión de horas, ni hablar de uno o dos días, esa "mayoría de edad" profesional es prácticamente una eternidad que, a la vez, pasa rapidísimo, a la misma velocidad que esos mismos hechos que van quedando "viejos".

En una redacción que lleva como nombre "Jefe Eduardo López", uno todavía puede sentirse como un recién arribado al lado de compañeros que recorren estos pasillos hace más de treinta años, incluso hay alguno que ha pasado los cuarenta de antigüedad.

Aunque el correr del tiempo me hace mirar también a mis compañeros más jóvenes, que ingresaron en los últimos diez o cinco años, e incluso en este mismo 2022, y me hacen caer en cuenta de que en verdad estoy más cerca de la veteranía.

Parece increíble pensarlo de esa manera cuando hasta no hace mucho tiempo todavía me sentía un aprendiz, aprovechando la experiencia y conocimientos de genuinos "valores", como el subdirector José Derewicki, la querida Cristina Matta, el jefe Eduardo López y, claro, el recordado Miguel Ángel Fernández, quienes fueron a la vez compañeros, autoridades, docentes y amigos que me supieron hacer un lugar.

Diario NORTE es integración de un estilo que logró una marca en el mundo de las noticias, en los nuevos formatos de la comunicación.

Épocas de pilas y pilas de hojas impresas, tachones, bollos de papel y recortes de archivos sobre cada uno de nuestros escritorios. De mucho teléfono fijo y salidas de urgencia a la calle para llegar a tiempo para el cierre de la edición impresa. Es increíble pensar que no hablo de treinta años atrás, ni de veinte, sino de algo más de diez, para dar paso hoy a una modalidad de trabajo distinta, basada en lo digital, sin montañas de papel con versiones descartadas, sin los mamotretos de archivos y recortes de otras publicaciones de las cuales se buscaba extraer algo específico, incluso casi sin teléfonos fijos sonando de manera incesante.

El salto tecnológico en el sector fue rotundo en las últimas décadas, y un medio tradicional y de la envergadura y jerarquía de NORTE fue logrando una adaptación gradual a algo que tal vez en otras empresas se hizo de manera más drástica. El último empujón hacia estos cambios lo terminó dando la pandemia de coronavirus y la implementación del trabajo remoto, novedad que a pesar de las dificultades que conllevó permitió que NORTE fuera el único diario impreso de la provincia que no interrumpió su salida ningún día.

Aquel marzo de 2020, cuando el mundo se sacudió por la emergencia global, esta redacción se vació pero el mecanismo de todas sus áreas nunca se detuvo, la planta impresora sobre la autovía siguió encendiendo la rotativa cada día y los ejemplares se siguieron distribuyendo. Incluso, durante un tiempo, dentro de bolsitas de polietileno como medida de seguridad recomendada cuando todavía se pensaba que el papel podía ser transmisor del virus.

Fue un tiempo duro, no solo en lo humano por todo lo que nos tocó vivir, sino también en lo profesional. Pero más allá de la pandemia, los hábitos de consumo de noticias e información ya venían cambiando desde hace tiempo, y NORTE supo dar un salto fundamental para el periodismo regional al lanzar su web, www.diarionorte.com , en el año 1997, siendo una de las pioneras a nivel nacional.

Ricardo Ambrosig, con quien todavía compartimos tareas, fue el gestor de ese paso que para muchos era casi experimental. Por entonces se subían a la web algunas notas de la edición impresa del día.

Todavía no se tenía mucha noción de la importancia del diseño y, menos aún, de lo que sería la explosión de los dispositivos móviles y las redes sociales. Pero fue un hito que permitió que una década después estuvieran sentadas las bases para la reformulación del portal y la incorporación de una redacción digital que, poco a poco, fue creciendo e integrándose a la tradicional.

Hoy, el trabajo es conjunto e integrado casi en su totalidad. Lo de "casi" responde simplemente a una realidad, y es que la evolución y el cambio nunca se van a detener. Así es que hoy, en estos prácticamente veinte años que llevo en NORTE, las jornadas ya no terminan necesariamente con las yemas de los dedos entintadas de tanta impresión manipulada, e incluso la tecnología dejó atrás aquella hora límite de cierre, porque la verdad es que no hay un cierre, y lo que tal vez quedó afuera de las páginas del diario, estará primero, como siempre, en nuestra web.

Y es que aceptar los desafíos que supone avanzar sobre la segunda mitad del siglo de vida es seguir adaptándose a los constantes y cada vez más frecuentes cambios para seguir liderando, día tras día, la elección de los lectores.