Dos poemas de Sylvia Plath
Canción de amor de la joven locaCierro los ojos y el mundo muere; Levanto los párpados y nace todo nuevamente. (Creo que te inventé en mi mente). Las estrellas salen valseando en azul y rojo, Sin sentir galopa la negrura: Cierro los ojos y el mundo muere. Soñé que me hechizabas en la cama Cantabas el sonido de la luna, me besabas locamente. (Creo que te inventé en mi mente). Dios cae del cielo, las llamas del infierno se debilitan: Escapan serafines y soldados de satán: Cierro los ojos y el mundo muere. Imaginé que volverías como dijiste, Pero crecí y olvidé tu nombre. (Creo que te inventé en mi mente) Debí haber amado al pájaro del trueno, no a ti; Al menos cuando la primavera llega ruge nuevamente. Cierro los ojos y el mundo muere. (Creo que te inventé en mi mente). |
Al bordeLa mujer se perfecciona Su cadáver muestra la sonrisa del triunfo, la ilusión de una Griega necesidad flota en los pliegues de su toga, sus desnudos pies parecen decir: hemos llegado muy lejos, se acabó. Cada niño muerto se enrosca una blanca serpiente cada quien con su pequeño tazón de leche, ahora ya vacío. Ella se los envuelve en su cuerpo como los pétalos de una rosa cerrada cuando el jardín sofoca y sangra aromas desde la suavidad, profundas gargantas de la flor de la noche. La luna sin entristecerse de nada observa desde su capucha de hueso. Ella la usa para estas cosas. Su crujido negro y arrastrado. |

(Poemas de Sylvia Plath, ilustración de Alfonse Mucha "Madonna de los lirios")