Advierten sobre sequías frecuentes y peligrosas
Los fenómenos extremos relacionados con el cambio climático harán que las sequías sean más frecuentes, generalizadas y peligrosas en distintas regiones del planeta. Así lo advierte el último Informe de Evaluación Global sobre la Reducción del Riesgo de Desastres preparado por más de un centenar de expertos convocados por la ONU, que acaba de ser presentado en Ginebra, Suiza, por la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres y la Convención de Lucha contra la Desertificación.
Según Naciones Unidas, el documento contiene lo que considera la evaluación más completa sobre la escasez de agua que se ha realizado hasta la fecha. La presentación del mismo coincidió con la conmemoración del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía que se instituyó para generar conciencia en la comunidad internacional sobre las severas consecuencias de la degradación de la tierra, la desertificación y la sequía.
El organismo responsable de la publicación explica que la sequía es un fenómeno de gran complejidad que tiene consecuencias serias para las sociedades, los ecosistemas y las economías. En especial, advierte la oficina especializada de la ONU, las sequías generan daños y costos que son sufridos de manera desproporcionada por las personas y comunidades más vulnerables. Por eso publica en forma periódica un reporte especial sobre el problema de la escasez de agua para ayudar a comprender mejor y gestionar de manera más eficaz los riesgos de este fenómeno, y contribuir a reducir sus devastadores impactos.
El Informe de Evaluación Global sobre la Reducción del Riesgo de Desastres de la ONU agrega que los reportes de expertos de todo el mundo dan cuenta que en la actualidad, al menos 70 países se ven afectados de forma periódica por las sequías.
Por su parte, el secretario ejecutivo de la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación, Ibrahim Thiaw, dijo durante la presentación del informe sobre sequías que el mundo debe adoptar medidas urgentes para evitar que las sequías futuras destruyan los logros del desarrollo.
“Mientras hablamos, al menos un millón de personas se enfrentan al hambre debido a la sequía. De 1998 a 2017, las sequías afectaron al menos a 1.500 millones de personas y provocaron pérdidas económicas de 124.000 millones de dólares en todo el mundo”, señaló Thiaw, tras estimar que en los próximos 80 años, 129 países experimentarán un aumento en la exposición a la falta de agua.
También aseguró que las sequías están aumentando debido al cambio climático y otros factores impulsados por las actividades humanas. “Personalmente fui testigo de los efectos de la sequía. Entonces, para mí, esto no es una teoría. No estoy leyendo estadísticas. No lo vi por televisión. Las sequías destruyen la vida”, remarcó Thiaw, para luego señalar que la mayoría de los países tienen sus economías esencialmente dependientes del sector primario, lo que significa que dependen de una fina capa de suelo y unos pocos milímetros de lluvia. “Cuando la lluvia no llega a tiempo y en buena cantidad, el estrés hídrico induce una gran alteración. Cuando al mismo tiempo se degrada el suelo, la crisis puede convertirse en una catástrofe”, observó.
Por su parte, la representante de la ONU para la reducción del riesgo de desastres, Mami Mizutori, advirtió que la sequía “está a punto de convertirse en la próxima pandemia y no hay vacuna para curarla”. La funcionaria coincidió con Thiaw al remarcar la necesidad de actuar en forma urgente para impedir que la situación actual se agrave aún más en los próximos años. Pero eso no es todo. Mizutori hizo notar que las cifras que figuran en el informe de Naciones Unidas en rigor no reflejan con toda exactitud la gravedad de la situación, ya que no incluyen el impacto de las sequías en las naciones en vía de desarrollo y de los territorios en los que ya se lucha contra la escasez de agua.
Esta información adquiere especial relevancia para nuestra región, en estos tiempos en los que se sigue con atención la bajante histórica que se registra en el Paraná, que se debe a las sequías que afectan a Brasil, y que según el Instituto Nacional del Agua seguirá sin mayores cambios en los niveles del río en los próximos meses.