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Licenciado Mauricio Strugo

“Lo que cura es el encuentro”

Mauricio Strugo, es Licenciado en Psicología, M.P. Nº 41436, egresado de la Universidad de la Cuenca del Plata en Corrientes.

Luego realizó su formación en Psicoterapia Gestalt en la Asociación Gestáltica de Buenos Aires también su especialización en Terapia de Parejas y Familias. Con posterioridad se integró al Departamento de Investigación y atención de parejas y familias de la institución. Se formó como Sexólogo Clínico en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires con el Dr. Kusnetzoff y la Lic. Lucía Báez Romano.

En Consultorio trabaja atendiendo consultas psicológicas y sexológicas individuales, de parejas y grupales con sesiones presenciales y también online. Realiza una vez al mes una Peña de Padres, espacio en el que se juntan hombres que han tenido hijos, a conversar acerca de su paternidad, la familia y la pareja para reflexionar juntos.

Colabora con distintos medios de difusión masivo de Argentina y Latinoamérica aportando su mirada sobre temáticas de actualidad en relación a los vínculos.

Es Docente en las Carreras de Puericultura y Crianza, docente invitado a cursos de actualización para Obstétricas en Hospitales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Gran Buenos Aires y Mendoza; participa de charlas y talleres vivenciales realizados en distintos puntos del país y en Uruguay.

-Comenzaste a desandar el camino de la profesión en Resistencia, ¿qué te llevó a mudarte a Buenos Aires?

-Yo había terminado de estudiar en Corrientes y a lo último de la carrera me interesé por un tipo de terapia poco conocida en la zona, al investigar sobre la Terapia Gestalt, un enfoque que trabaja dándole importancia no solo a las palabras sino también a lo corporal y que trabaja en el ‘aquí y ahora’ (como una explicación sintética); mi Tesis para recibirme causó una revolución en la Universidad porque al no haber nadie que trabajara con este enfoque no podían evaluarla, así que antes del caso clínico que presenté para terminar la carrera tuve que explicar muchísimos conceptos y así fundamentar cada procedimiento durante la entrevista con ese paciente; fue la primera tesis presentada en la Universidad de la Cuenca del Plata desde el Enfoque Gestalt; luego empecé a cursar un Posgrado en la Asociación Gestáltica de Buenos Aires, fui para allá durante tres años un fin de semana por mes para aprender este enfoque cuyo aprendizaje no solo era teórico sino vivencial, es decir que aprendíamos experimentando cada cosa que nos enseñaban sobre nosotros mismos además de adquirir los conocimientos.

Allí sobre el final, trabajando en Resistencia, además de haber conformado una red de colegas con quienes me daban muchas ganas de compartir y trabajar juntos armando proyectos, talleres y otras propuestas, retomé una pareja que era de Buenos Aires y por distintos motivos decidimos elegir vivir acá; pero a mí lo que más me convencía era seguir formándome y creciendo como profesional, aunque claro tenía que lidiar con el cambio de mi lugar de nacimiento con su tranquilidad y espacios verdes a venirme a esta gran ciudad de cemento. Por suerte, aquí vivo en un barrio bastante tranquilo para ser Buenos Aires y tengo mi consultorio a unas pocas cuadras y siempre digo que si tuviera que tomar subte o tantos transportes públicos y viajar apretado hacia microcentro como muchísima gente, creo que sin dudarlo me volvería para mi querido Chaco; además de eso los fines de semana vamos a un club en Tigre parecido a lo que hacíamos allá al concurrir al Club Hebraica.

-En el camino del perfeccionamiento ¿cuál era tu meta?

-Mi objetivo desde que pude tener la fortuna de trabajar como terapeuta es que las personas que me consulten sientan realmente que son escuchados con toda la atención disponible, entendiendo que ‘lo que cura es el encuentro’, frase que aprendí leyendo a Irving Yalom un gran psiquiatra estadounidense, autor de múltiples libros sobre terapia y también de novelas muy conocidas.

Siempre que busco hacer un nuevo posgrado, curso, especialización. Intento que sea algo que me sirva primero a mí, que me aporte a mi vida como persona antes de poder brindarlo como herramienta a mis pacientes, sean individuales, grupales o parejas. Desde que empecé a estudiar psicología mi meta fue seguir maravillándome con el hecho de que cada persona es distinta, intentar no generalizar, despojarme de todos los prejuicios y tener una mirada disponible ante el sufrimiento, sintiéndome honrado por las personas que me permiten acompañarlas en este camino.

-Recuerdo que cuando aún eras estudiante de psicología, ya eras columnista de Diario Norte y yo te leía siempre porque todo lo que escribías siempre era interesante. ¿Tuviste inconvenientes en ese entonces con quienes hoy son tus colegas?

-Bueno, lo que pasó es que siempre me apasionó escribir y sobre todo reflexionar sobre el ser humano y en algún momento se me ocurrió acercarme al Diario y humildemente ofrecerles estás reflexiones para publicar y, para mi sorpresa, las aceptaron con mucho gusto, pero yo era estudiante todavía y aunque siempre al final de la nota estaba aclarado, parece que a algunos psicólogos les hacía ruido que escribiera en la sección de salud sin estar recibido por lo que dejaron de tomar mis notas. Igualmente como mi pasión por escribir iba más allá de eso siempre seguí haciéndolo y producto de ello pude publicar mi primer libro con la gente de la Librería de la Paz, con quienes ya era prácticamente amigo de tantos libros que compraba; allí surgió ‘Puertas… Hacia un espacio diferente’, y en Buenos Aires publiqué otro libro llamado ‘¿Padres o Parejas? La oportunidad de crecimiento al convertirnos en familia’. Escribo en Clarín cada 15 días, aproximadamente, y me suelen llamar de distintos medios de comunicación masiva como diarios, televisión y radio para dar notas sobre sexualidad, parejas, paternidad y otros temas de actualidad donde me piden mi aporte como psicólogo.

-Y en el medio del camino, llegó el amor a tu vida y sos papá de dos preciosas criaturas. ¿Cómo sos como papá?

-La paternidad me cambió la vida, me hizo todavía más sensible de lo que ya era, me conectó con un amor tan profundo que no sabía que existía, me hizo repensar mi rol como hombre y empezar a investigar sobre la importancia de estar presentes con nuestros hijos, empezando a partir de allí a dedicarme a estas temáticas no solo en la paternidad sino en la pareja. Como papá soy de cuidarlos mucho y a la vez de permitirme por momentos olvidarme del escalafón adulto para jugar como si fuera un niño y pasar momentos de mucha risa con ellos.

-Desconozco si plantaste el árbol, pero sí tenés los hijos y libros. ¿Hablamos de su gestación?

-¡He plantado árboles, y tal cual, también tuve hijos y libros, es decir que cumplí con esa popular frase! Como decía antes mi primer libro se publicó en Resistencia en el año 2005 y se llamó ‘Puertas… Hacia un espacio diferente’. Recuerdo la presentación con mucha emoción con mis abuelos en primera fila y mucha gente muy querida escuchando emocionados y dándome fuerza cuando me temblaba la voz al hablar. Luego, ya en Buenos Aires producto de mi paternidad y de mi interés por las crisis que sucedían en las parejas al convertirse en padres, por todos los cambios que sucedían en la mujer durante el embarazo y en el posparto y por ver a los hombres tan reaccionarios a todo esto, me decidí a investigar estos sucesos llegando a la conclusión de que no habían libros que hablaran sobre lo que le sucedía al hombre durante esta transición, pero que eso no quería decir que no le pasara nada. Por suerte, pude acceder a una investigación de la Universidad Hebrea de Jerusalem donde en una tesis se hablaba de esto, y luego de atender parejas con bebés chiquitos al borde de la separación, parejas ya separadas, hombres y mujeres hablando de la temática, ser invitado a varios grupos de gestación y también de crianza me animé a compartir toda esta experiencia mediante el libro ‘¿Padres o Parejas? La oportunidad de crecimiento al convertirnos en familia’, que generó muchísimo interés en los medios al querer escuchar la voz de un hombre sobre temáticas como la crianza, habitualmente asociadas a las mujeres.

-¿Cómo fue el proceso para llegar a ser fuente de consulta de programas de TV en canales diferentes y además columnista en Diarios Nacionales?

-Fue a partir del libro, pero además de toda la movida que empecé a hacer para aportar mi granito de arena para cambiar el paradigma del ‘macho proveedor’ de hombres insensibles que lo único que hacen es limitarse a trabajar. Intenté explicar que es importante y no da lo mismo nuestra presencia en el desarrollo de nuestros hijos y que aquel hombre que no expresa sus sentimientos termina actuándolos muchas veces agresivamente, y otras lamentablemente de manera violenta. Todo esto, me llevó a convertirme de alguna manera en un referente de parejas y familias y a que varios medios me consulten sobre estos temas y todos los relacionados a los vínculos intentando aportar una mirada positiva y esperanzadora siempre.

-¿En qué momento llega a tu vida la sexología clínica?

-Desde mis inicios como Terapeuta de Parejas, cuando me formé en parejas y familias, la sexualidad siempre aparecía como una manera de conocer la forma de vincularse de las parejas y las personas, el sexo puede ser como una resonancia magnética para un médico, nos permite ver los roles, el poder, la solidaridad, la empatía; y todos mis pacientes siempre al sentirse cómodos me compartían temáticas sobre su sexualidad. Si bien aplacé bastante a mi gusto formarme como sexólogo, siempre supe que en algún momento lo haría, fue sobre todo una cuestión de tiempos porque implicaba dejar de trabajar una tarde a la semana durante dos años, siendo el horario en que más trabajamos los psicólogos porque los pacientes concurren a terapia después de sus trabajos.

Finalmente, hace tres años pude formarme como sexólogo clínico en la Universidad de Buenos Aires, en la Facultad de Medicina y sumar esa herramienta como trabajo y a la vez atender específicamente pacientes y parejas con disfunciones sexuales.

Mi mirada sobre la sexualidad es tomarla como parte de la vida y acompañar a los consultantes a poder desarrollarla desde la salud, sin exigencias y dejando de lado las creencias, culpas y moralismos. Siempre lo hago, tanto en el consultorio como también al compartir información en los medios de comunicación, con mucho respeto y cuidado.

-En tu página web se informa que atendés consultas vía online y a pacientes de diversas partes del mundo. Eso me genera mucha curiosidad. ¿Cómo una persona logra desnudar su alma frente a alguien que está del otro lado de la pantalla?

-Trabajo con esa modalidad hace muchos años, desde que no existían tantas plataformas para ese fin como en la actualidad. En principio resultaba difícil porque la calidad de las llamadas hacían que se entrecortara la comunicación y había que ingeniárselas para poder tener comunicaciones fluidas; hoy la nitidez tanto auditiva como de imagen ofrecen la posibilidad de conversar casi como si estuviéramos en el mismo lugar, apreciando una lágrima en el rostro del paciente. Además, nos da la posibilidad de conocer sus lugares, con sus características.

Es cierto que siempre es preferible la presencialidad, y que las pantallas generan cierta frialdad en el encuentro, pero cuando se está disponible para escuchar de verdad a quién necesita ser escuchado se siente la cercanía, aunque estemos a miles de kilómetros. Es fantástico que gente de diversas partes del mundo pueda acceder a elegir profesionales que hablen su mismo idioma o que entiendan sus idiosincrasias, cosa que no sucede muchas veces en sus lugares de orígenes. También, hay personas que como decís les cuesta abrir sus almas como quizás no ocurriría en las sesiones presenciales pero muchas veces ocurre precisamente todo lo contrario; gracias a las nuevas tecnologías tengo pacientes que se animan a hablar de su sexualidad más abiertamente, con vergüenza igual, porque son temas difíciles, pero que pueden animarse desde sus casas, y pantallas mediante, a hablar de sus sufrimientos, de sus disfunciones, de muchísimas cosas que les duelen o les cuestan estando ubicados, por ejemplo, en varios lugares del interior de nuestro país. Realmente, hoy más allá de la pandemia que estamos viviendo muchas personas me comparten que tienen video llamadas con médicos y especialistas que para verlos antes tenían que venir a Buenos Aires con todos los gastos que eso conlleva.

-¿Creés que hay un antes y un después en la sexualidad con la pandemia del COVID?

-No hay dudas de que estamos en un momento histórico, que está cambiando la manera de relacionarnos y claramente como la sexualidad tiene que ver con ello, claramente requerirá de muchas adaptaciones para poder seguir desarrollándola. Tal vez, las relaciones casuales disminuyan por el riesgo a contagiarse, es posible también que para quedarnos tranquilos hoy se pidan hisopados y hasta certificados de vacunación. Habrá otros que se sigan arriesgando porque la sexualidad también tiene algo de eso; pero lo importante es entender que a la hora de la sexualidad, incluso cuando es virtual, como alguna vez se recomendó al principio del coronavirus, es que sea un verdadero encuentro, un lugar donde, incluso con los cuidados necesarios que requiera esta nueva normalidad podamos sentirnos vistos, tenidos en cuenta y también respetados.

-¿Cuáles son las vías de comunicación con vos?

-Me gusta mucho publicar con frecuencia en mis redes sociales, ya que es una manera de ofrecer posteos para que reflexionemos, así que pueden buscarme en Instagram como @ mauriciostrugo o en Facebook en mi página: Mauricio Strugo o mediante mi web: www. mauriciostrugo.com.ar

También, en el último tiempo estoy publicando cuentos terapéuticos de mi autoría en Spotify, Google Podcast y en Apple Podcast en el Podcast: ¿Quién dijo que todo está perdido? Cuentos y Reflexiones Anti Robots, y por supuesto, que además están los libros que se consiguen en versión física y también digital.

-¿Alguna reflexión final?

-Gracias a Diario Norte, a Suplemento Elsa y a vos por esta hermosa y emocionante oportunidad de conectarme con mi gente querida de Chaco y Corrientes, lugares que son parte de todos mis mejores recuerdos y de muchísimas vivencias hermosas y a donde espero volver cuando se pueda, organizando alguna actividad allí para que volvamos a encontrarnos y seguir creciendo juntos.