La Ruta Natural, una iniciativa para fomentar el ecoturismo con desarrollo y sustentabilidad
El ecoturismo, la tendencia mundial que generó la pandemia de coronavirus, representa una oportunidad de crecimiento para la Argentina, debido a sus numerosos espacios naturales, y un desafío de desarrollo en infraestructura y sustentabilidad, según autoridades del área del Ministerio de Turismo y Deportes (Minturdep), que con ese objetivo elaboró la iniciativa Ruta Natural.

La promoción de esos destinos, la inversión en infraestructura y equipamiento de uso público, apoyo al sector privado, la seguridad del turista y la conservación del ambiente son algunas de las funciones prioritarias de la Dirección de Desarrollo de Turismo de Naturaleza en esta nueva realidad.
Claudina González, directora de esa dependencia del Ministerio, explicó a Télam Radio que ‘la Ruta Natural es un programa de desarrollo del turismo de naturaleza y a la vez de comunicación del turismo de naturaleza como práctica‘.
La funcionaria señaló que, en principio, la Dirección a su cargo se ocupa de ‘lo que es inversión en infraestructura y equipamiento de uso público en distintas áreas naturales, que son de interés para el turismo, que se usan de manera recreativa, como podrían ser áreas naturales protegidas de distinto rango: parques provinciales, áreas naturales urbanas, bordes costeros, playas‘.

‘Este tipo de infraestructura, básicamente -siguió- en el que nos concentramos, tiene que ver con la visita de los viajeros para que sea más cómoda y segura‘, para lo que promueven la inversión en infraestructura, como senderos y cartelería. Además, apuntó que se dedican a dar ‘apoyo al sector turístico privado, a los guías, a las agencias de viajes y a los distintos emprendimientos que tienen que ver con el desarrollo del turismo en la naturaleza o el ecoturismo; también el turismo activo, de aventura‘, ya que ‘todo esto cae bajo este paraguas‘.
Otra de las tardeas de la Dirección de Desarrollo de Turismo de Naturaleza, para cuando se restablezca el turismo internacional, es ‘divulgar toda la biodiversidad y la diversidad de paisajes que tiene Argentina‘ al público del exterior.
En cuanto a la conservación ambiental, destacó que es importante “cómo gestionamos mejor la visita y el uso de estas áreas públicas, el uso turístico o recreativo”, en especial en lugares con gran volumen de visitas. González citó el caso del Parque Nacional Iguazú, “destino estrella de lo que es turismo de naturaleza”, que antes de la pandemia recibía más de 1,5 millón de turistas por año, un volumen que “también nos lleva a reflexionar sobre otro tema que es cómo gestionamos mejor la visita y el uso de estas áreas públicas, el uso turístico o recreativo”.
‘Eso nos lleva a reflexionar sobre las capacidades de carga de estos sitios de naturaleza etcétera porque, claramente, cuando el humano se retira un poco, vemos que la naturaleza ahí gana ese terreno y está muy bien que así sea‘, aseguró. La funcionaria consideró que es necesario que toda la infraestructura, pasarelas, senderos, cartelería indicativa, ‘también le marque al viajero cómo moverse un poco mejor, o cómo ser más respetuoso en su visita con la naturaleza; es sumamente importante para que ese viaje sea responsable y que el entorno sufra mínima huella”.

En la misma línea, destacó el tema de ‘la planificación de la visita a áreas naturales, la cuestión de la importancia de la infraestructura bien mantenida para que entonces el viajero pueda, no sólo él moverse de manera segura, sino también no dejar huella o dejar una mínima; reducir a la mínima expresión la huella sobre el territorio natural que está visitando”.
En esta nueva etapa, el turismo de naturaleza ‘va a ser un tipo de turismo absolutamente amigable o, más que amigable‘, aseguró la experta, y lo definió como ‘un tipo de turismo adaptado, de manera natural, valga la redundancia, a esta nueva realidad‘.
Por otra parte, González señaló que aunque se hable de turismo pospandemia, en realidad se trata de “turismo con pandemia, que es lo que estamos viviendo ahora? mediante la apertura del verano‘.
Este resurgimiento en la actual temporada, dijo, “nos está dando algunas enseñanzas, como esto de pequeñas burbujas, pequeños grupos de visita; lo mismo sucede en las capacidades de salones o de hoteles o de transportes, y pasa también con los grupos que se mueven con guías y con visitas guiadas”.
“En ese sentido es esperable que después estos grupos vayan aumentando de volumen, a medida que va cediendo la cuestión sanitaria, así como la tenemos hoy”, acotó. También advirtió que el Covid-19 da la posibilidad de que ‘mucha de la recuperación del turismo, como lo estamos esperando, venga de la mano de los sitios naturales, porque al ser abiertos, son seguros, y el viajero también se siente seguro en ellos, por la propia dinámica del Covid‘.
‘Entonces es interesante esto también: entender que la naturaleza nos da una chance, no sólo de reconexión con ella, sino también de una práctica más segura por la cuestión del aire libre‘, agregó.
Una visión global

Según la Organización Mundial del Turismo, se ha pasado de 25 millones de turistas internacionales en 1950, a más de 920 millones en 2011.
Partiendo de este panorama, las previsiones de emisión de turistas en los próximos años, por lo menos hasta 2020, indican que el turismo internacional terminará aumentando 175 por ciento. Este crecimiento acelerado y no planificado ha puesto en juego los recursos naturales, paisajísticos, históricos y culturales de los que depende la misma actividad.
De ahí que desde la década del 90 diversas organizaciones internacionales relacionadas con la actividad turística, los sectores gubernamental, académico y social han promovido un desarrollo ideal del turismo que implique menos impactos ambientales y sociales negativos y que, por el contrario, ofrezca oportunidades de desarrollo a las comunidades anfitrionas.
En este contexto, el ecoturismo representa una opción de desarrollo integral y sostenible, una actividad que unifica los pueblos mediante el conocimiento de sus riquezas naturales, la preservación de la biodiversidad y la puesta en valor de todo lo que define su identidad cultural. Entre los años 60 y 70 apareció por primera vez en inglés el término «ecoturismo »‘ y empieza a cobrar una fuerza mayor a partir de los 80 hasta la fecha.
En este transcurrir ha aparecido, en medios académicos y no académicos, una amplia variedad de definiciones, muchas veces respondiendo a enfoques y ángulos preconcebidos. La Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) define el ecoturismo como aquella modalidad turística ambientalmente responsable, consistente en la visita a áreas naturales con el fin de disfrutar sus atractivos (paisaje, flora y fauna silvestres), así como sus manifestaciones culturales del presente o del pasado, mediante un proceso que promueva su conservación (Ceballos-Lascurain, 1998).
Propicia la participación activa de las poblaciones locales en su desarrollo, de manera que le permitan obtener beneficios sociales y económicos. Tiene bajo impacto ambiental y cultural. El ecoturismo es una actividad que combina la pasión por el viaje con la preocupación por el ambiente, el cual presenta gran variedad de ofertas naturales como lagos, ríos, montañas, bosques, desiertos, entre otras. En estos escenarios y de acuerdo con la motivación e interés del turista, se desarrollan diferentes actividades recreativas tales como cabalgatas, avístame de aves, caminatas, recorrido por selvas, buceo, escalada, etcétera.
Si estas actividades no son gestionadas de acuerdo con las características de los ecosistemas y la cultura de las regiones visitadas se pueden causar impactos ambientales negativos que lleguen a destruir los propios recursos que constituyen el atractivo turístico. Por todo lo anterior la definición del ecoturismo involucra un componente normativo. Por ello es que el ecoturismo debe desarrollarse de acuerdo con los lineamientos o principios que lo sustentan.
Ellos son: respeto a la identidad cultural de la población receptora y satisfacción de la demanda turística (dimensión social), planificación y gestión de la económica, y la conservación de su biodiversidad (dimensión ambiental). Sólo mediante el cumplimiento de los lineamientos se podrá garantizar que el ecoturismo no se convierta en un agente dañino para el patrimonio natural o cultural de un país o región y contribuya al desarrollo sostenible de las regiones.
Ecodesarrollo
Se concluye así que el ecoturismo es un modelo de desarrollo turístico sustentable que debe basar su actividad en otorgarle valor a sus principales recursos: la naturaleza, la expresiones histórico-culturales y las comunidades anfitrionas, de tal forma que éstas obtengan beneficios económicos pero respetando los límites que la naturaleza impone, para poder seguir obteniendo beneficios a largo plazo y dar la oportunidad a futuras generaciones de disfrutar y aprovechar estos recursos.
Para lograr esto el ecoturismo habrá de enfocarse como un componente lógico del ecodesarrollo, y sólo mediante un involucramiento intersectorial podrá verdaderamente alcanzar sus objetivos, y exigir la participación informada de todos los agentes claves, así como un liderazgo político firme para lograr una colaboración amplia y establecer un consenso.