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SOLIDARIDAD A MÁS DE MIL KILÓMETROS DE DISTANCIA

Convocatoria por juguetes para niños de un merendero

Voluntarios ya reunieron ropa y calzado para Navidad. Faltan juegos infantiles.

Los vínculos entre una familia de la Ciudad de Buenos Aires y otra de La Verde se organizaron para colaborar con un grupo de niños que concurren a un merendero.

Los lazos que se crearon hace dos años se robustecen para las fiestas de un 2020 muy difícil. Foto del Facebook de Romina Bidondo.

Todo comenzó hace dos años cuando Romina Bidondo supo por su suegra que una vecina daba de comer en el patio de su casa. Por ocho años viajó unas cinco veces al año hasta el Chaco para que sus hijos vean a la abuela. En 2018 la suegra contó que preparaba una torta para el cumpleaños de algunos nenes que en la casa no podían organizarle un festejo.

“Entonces nos propusimos juntar regalos para el Día del Niño, pedimos donaciones por Facebook y conseguimos muchos juguetes nuevos; sé que armaron una fiesta hermosa allá”, cuenta a NORTE.

Después de varias donaciones para Navidad, además de calzado, ropa y otros bienes hoy como madrina del comedor y merendero chaqueño asegura que cuando le agradecen responde que son ellos quienes le dieron la oportunidad de ayudar.

Ticha y Chely son las hacedoras de la corriente de colaboraciones que llegan al comedor y merendero Canto de Ángeles, en La Verde.

Mientras habla por teléfono describe que está junto a una pila de cosas que con el marido y los chicos van a embolsar antes de enviar al Chaco. Asegura que todo es producto de una organización muy limitada: “Hacemos lo que podemos (para reunir donaciones) entre conocidos, parientes, amigos de amigos, mamás y papás de los compañeros de escuela de mis hijos”.

Con una infancia modesta en el Conurbano agradece haber conocido otra realidad, menos urbanizada y que hoy forma parte de su educación y la de sus hijos: “Tenía ganas de ayudar hace rato y ellos se cruzaron en mi camino”.

Para este año pensaba coordinar la campaña con gente de Resistencia pero al no conocer a nadie de confianza en la capital y con la contra de la pandemia, todo se hizo un poco más cuesta arriba. “Preparamos un envío de ropa y calzado, pero juguetes nuevos no conseguimos ni la mitad de lo que se necesita”, reconoce.

Romina señala que en un contexto en el que se busca cubrir lo básico hablar de tener un juguete puede sonar banal, sin embargo una vez resuelto lo prioritario, el comedor también funciona como un lugar social, de encuentro. Durante el primer momento de la pandemia el merendero era un lugar de paso, al que solamente se iba a buscar el alimento en una olla o taper. “Es importante que ellos no estén la calle y pasen un rato jugando y aprendiendo en un sitio seguro donde también van maestras jardineras a acompañarlos”, cuenta.

Por eso insiste en la importancia de crear una ludoteca y que la mayoría sepa lo que es tener un juguete nuevo (en algunos casos, por primera vez).

“Sabemos que es un trabajo chiquito, pero así se cambian realidades, de a poquito”, invita.
Las personas que deseen colaborar con la donación de un juguete pueden encontrarla en Facebook por su nombre.