El cementerio municipal está colapsado y no hay soluciones a la vista
Desde el predio aseguran que la situación “lleva años sin resolverse”. Exhuman restos a causa de contribuyentes morosos para hacer espacio.
El cementerio San Francisco Solano de Resistencia ya cumplió 107 años de existencia, desde su inauguración en 1913. Según información actualizada al 2017 el cementerio municipal cuenta con una superficie aproximada de diez hectáreas y se encuentra colapsado en su capacidad. Cerca de 1.800 personas fallecen por año, de las cuales 1.200 utilizan la capacidad instalada del San Francisco Solano.

En diálogo con NORTE, la directora del cementerio, Lidia Miño, aseguró que “el colapso viene desde hace muchos años”.
“El predio fue inaugurado hace más de 100 años cuando aún era una zona alejada del centro de Resistencia, hoy la urbanización lo dejó prácticamente a pocas cuadras del centro”, señaló Miño.

Asimismo, comentó que “trasladar el cementerio sería prácticamente imposible, lo que sí se podría hacer es que se cree un nuevo cementerio municipal, que se sume a éste”.
Y con crudeza ratificó: “Aquí ya no hay más lugar”.
En ese sentido, lo que se realiza para poder seguir incorporando los restos de ciudadanos fallecidos, es un proceso de exhumación, que consiste en una vez detectado un contribuyente deudor moroso en el tiempo en el impuesto municipal por cementerio, se avanza sobre donde estén los restos del familiar fallecido, se lo exhuma y es reducido a un osario común.

De esta manera, se deja un lugar libre para un nuevo fallecido. A esta situación se enfrentan los contribuyentes de la ciudad de Resistencia. Un cementerio municipal que ya no tiene capacidad y de la que no se avizora una solución a la vista.
Una postal triste
Quien pueda acercarse al cementerio e ingresar (siempre y cuando esté habilitado su ingreso debido a las normativas en el marco de la pandemia) notará un panorama en el que se le mezclará con el objetivo de visitar a un familiar fallecido con la tristeza y la impotencia de recorrer un predio colapsado por el que contribuyente paga todos los años.

Sin embargo, ese tributo que está obligado a pagar se contrarresta con un lugar que se podría calificar de triste, y un servicio que excede la buena voluntad de sus trabajadores por mantenerlo limpio.
Ya hubo proyectos de gestiones municipales anteriores que no pudieron concretarse. En la gestión actual aún no se avizora una solución.