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Talles para cuerpos reales

Si bien existen normas que promueven el uso del Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria para la fabricación y comercialización de prendas de vestir y calzados, a la hora de ir a comprar estos productos muchos consumidores tienen dificultades para encontrar una diversidad de prendas de todos los talles.

"No son nuestros cuerpos los que tienen que cambiar, es la sociedad", señalan desde Any Body Argentina, la organización no gubernamental que desde hace varios años realiza una encuesta de talles en todo el país. Según su último sondeo, seis de cada diez consumidores de nuestro país tienen problemas para encontrar su talle a la hora de comprar ropa. Cabe recordar que la ley nacional 27.521, también conocida como ley de Talles, promueve el uso del Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria (Suniti) para la fabricación y comercialización de prendas de vestir y calzados. La norma, que impulsó la creación de una tabla de medidas corporales normalizadas, fue aprobada por el Congreso nacional en 2019 y reglamentada en junio de 2021. En el mismo mes de este año, la Legislatura chaqueña aprobó, por unanimidad, la adhesión de nuestra provincia a la ley nacional de talles. Pero a pesar de la vigencia de la ley, lo que se puede observar en la oferta de prendas de vestir es que todavía predominan los talles impuestos por la moda. Esta escasez de talles, observan desde las organizaciones, afecta el derecho a vestirse de todas las personas que no encajan en el estereotipo que promueve la sociedad de consumo y también vulneran su derecho al bienestar y a la salud. Además, advierten que este tipo de situaciones hacen que las personas comiencen a cuestionar su cuerpo.

Es importante señalar, por otra parte, que una pieza clave de la ley de Talles fue la realización del primer Estudio Antropométrico Nacional Argentino, a cargo del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, que tuvo como objetivo definir la forma y dimensiones propias de los cuerpos que conforman la población argentina. Este primer estudio concluyó en agosto del año pasado, luego de escanear a 13.276 personas en 20 ciudades de distintas regiones del país. Para llevar a cabo el relevamiento el organismo nacional tomó las medidas de los voluntarios mediante un escáner de tres dimensiones conectado a sensores infrarrojos. Este dispositivo permitió registrar hasta 400 mediciones en menos de 15 segundos. El estudio se planificó por muestreo representativo para los estratos de la población definidos por sexo/género, grupo etario y región del país.

Cabe aclarar que quedan excluidas de la obligatoriedad de aplicación del Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria, las prendas de alta cultura o de diseño de autor, las confeccionadas a medida, así como los accesorios e implementos destinados a la protección en tareas laborales. Y también vale señalar que hasta antes de la aprobación de la ley el mercado argentino se regía por talles de otros países que, dicho sea de paso, también se apoyaban en estándares que están muy lejos de los tamaños y formas corporales reales. El problema es que esos estándares se trasladan al mundo de la moda y a la cadena de comercialización de prendas de vestir donde, durante mucho tiempo, predominó la idea del "talle único", una simplificación que facilitó la confección a gran escala pero que dejó al margen a la mayoría de la población que no se encuentra reflejada en los cánones fijados por la industria. Estas son cuestiones que no deben estar ausente de la agenda pública y merecen ser abordadas en los establecimientos educativos, con debates en las aulas que alienten una mirada crítica sobre ciertos estándares de belleza que, en rigor, no son otra cosa que imposiciones arbitrarias que pueden generar frustración y malestar en las personas.

Si bien la idea del "talle único" que primó en el mundo de la moda y en la cadena de comercialización de prendas de vestir fue, de alguna manera, una simplificación que facilitó la confección a gran escala, debe reconocerse que dejó al margen a buena parte de la población de nuestro país que no se ajusta a los cánones fijados por la industria.

En conclusión, se debe garantizar el acceso al derecho a la vestimenta teniendo en cuenta las medidas reales de la población local. No menos importante es el debate que se debe dar sobre los mandatos vigentes sobre los cuerpos.