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Rubén Tonzar

Columnista

Las secretarias, los objetivos ¿estratégicos? y la guerra mundial

Cuando se habla del litio y de otras commodities estratégicas, ambiciones sectoriales y presiones externas son presentadas como "intereses nacionales". 

 

Flavia Royón y Fernanda Ávila, secretarias nacionales de Energía y Minería, respectivamente, provienen de provincias cuyos marcos normativos y políticas de explotación del litio se exponen en “Los dueños del litio en la Argentina”.

Desde agosto de 2022, Flavia Royón es secretaria de Energía de la Nación, designada por el ministro de Economía, Sergio Massa. Hasta ese momento, Royón era secretaria de Minería y Energía en el equipo del gobernador de Salta, Gustavo Sáenz; antes, había presidido el Consejo Económico y Social de esa provincia y, antes, fue presidenta de la Cámara de Comercio Exterior de Salta (desde la gerencia general del Frigorífico Bermejo, del fallecido banquero Jorge Brito).

Esta ingeniera industrial (Universidad de Salta), maestra en Administración de Negocios (Universidad Austral) y diplomada en producción y gestión integral minera, impulsó el diseño y ejecución del "Plan Provincial de Desarrollo Minero Sustentable" de esa provincia. Según su propia definición, lleva adelante "proyectos para estimular las inversiones en exploración en la cuenca noroeste, y el desarrollo de energías renovables, como solar y biocombustibles".

La secretaria de Minería, Fernanda Ávila, en tanto, es catamarqueña y persona de confianza del gobernador peronista Raúl Jalil. Su designación, en diciembre de 2021, se produjo tras una reunión en la Casa Rosada en la que participaron Alberto Fernández, el entonces ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, el gobernador Raúl Jalil y ella misma. Tiene 33 años, es abogada, desde agosto de 2020 fue titular del Ministerio de Minería catamarqueño. 

Es decir que las políticas nacionales en energía y minería son conducidas por representantes directas de dos de las provincias que ya están haciendo negocios con el litio, en las condiciones que se expusieron en la nota previa, "Los dueños del litio en la Argentina".


Las provincias cobran regalías insignificantes y otorgan generosas exenciones, pero ponen fondos estatales considerables para la infraestructura que requieren las empresas multinacionales que se llevan el litio.

"Desmitificar la minería"

Cuando en 2021 se hizo cargo de la Secretaría de Minería y Energía salteña, Royón también se integró a la "Mesa del Litio", que buscaba "desmitificar la minería". Para ello comenzó reclamando un cambio especial de divisas para el sector, la eliminación de las retenciones (que ya vimos en qué niveles están), y promovió la concesión de más beneficios fiscales para los inversores en energías renovables.

Al asumir en la Secretaría de Energía de la Nación, Royón se avocó a conseguir fondos para pagar los beneficios que reclaman los empresarios de la minería y la energía. A la par del retiro de subsidios a más de 9 millones de hogares en el país, promovió sucesivos tarifazos en la luz y el gas. 

En eso no hace más que seguir el consenso de los gobernadores del noroeste, que por pasiva y por activa han considerado "imprescindible" que el superajuste que viene encabezando el ministro Massa sea "exitoso". Para ello, llegaron a hablar de la "resignación de recursos nacionales", aunque las obras financiadas por  la Nación avancen a menor ritmo. 

Las provincias deberán reemplazar esos fondos aplicando sus propios ajustes internos y haciéndose más "atractivas" para  las inversiones externas, dicen los mandatarios, sin distingos de color partidario.

El sacrificio

Un ejemplo de ajuste interno lo dio el propio gobernador salteño, Sáenz: con mano dura, derrotó varias huelgas de la docencia en 2022, impuso un "aumento" de salarios del 80%, al tiempo que autorizaba subas del 100% en el transporte (en tanto los alimentos básicos, por su cuenta, subieron 115%) en el mismo lapso.

Un ejemplo de "atracción de la inversión externa" lo mostró la ingeniera Royón, quien actuó como gestora de la concesión de yacimientos de litio a capitales chinos –por  ejemplo Gang Feng, que en 2022 compró por $ 980 mil millones un enorme salar en la puna salteña. 

Esta provincia es la clave, ya que no ha declarado el litio como "mineral estratégico", lo que garantiza menos regulaciones y más "seguridad jurídica" para los capitales externos. La Secretaría de Minería provincial calcula que se podría pasar de u$s 200 millones de exportación en 2021 a u$s 4.000 millones para 2030. Un "milagro" económico.

Un asunto peligroso

Ante tanto optimismo, aquí se enciende una luz roja: la generala Laura Richardson, jefa del Comando Sur de las fuerzas armadas de EEUU (el año pasado se reunió con Cristina Fernández, y hace unos días volvió a hacerlo con el ministro de Defensa, Jorge Taiana), viene advirtiendo al gobierno argentino que "las inversiones chinas son una trampa", que "no fomentarán la prosperidad económica", y que se trata de una "jugada geo-política de los chinos para socavar la democracia de EEUU" (!).

Por cierto, lo que Richardson quiere decir –y dijo explícitamente en un video que se viralizó en  redes sociales-, es que el litio y otras commodities estratégicas deben ser explotadas por capitales estadounidenses o aliados, pero de ninguna manera chinos.

Que Washington mande semejante mensaje con una jerarca militar (aunque no solo con ella) nos dice que los negocios que promueven gobernantes y empresarios argentinos, siempre tan devotos de la "inversión extranjera", han  situado al país en medio de la guerra comercial (y probablemente de otras guerras peores) entre EEUU y China, que en nuestro territorio se centran en la posesión de las materias primas. 

En este punto, tal vez nuestros dirigentes recuerden lo que enseña la Historia: antes de cualquier "milagro" económico, hacen falta varias decisiones políticas estratégicas –no signadas por conveniencias sectoriales o presiones externas-, tan ausentes en esta tierra y en este tiempo. El negocio del litio, para propios y extraños, recién empieza. Y parece que son los segundos los que manejan la estrategia, comenzando por exigir el alineamiento con una de las facciones en la actual disputa mundial.