Tres generaciones le dieron 90 años de vida a la panadería La Espiga de Oro
Diana Boehringer repasó la historia del icónico comercio de la capital chaqueña. Un legado familiar sostenido en el tiempo por la calidad de sus productos.
El 14 de marzo de 1932, Federico Boehringer decidió desandar sus sueños, abrir una panadería, poner en práctica lo que se había perfeccionado y tener un emprendimiento familiar, contaba con la colaboración de su esposa para atender el local que comenzó funcionando en San Lorenzo y Obligado.

90 años después, Diana, nieta de Federico, repasa la historia de La Espiga de Oro, la panadería más antigua de Resistencia y como tal un comercio icónico para el sector.
Recuerda que en los inicios el local fue montado en la casa de familia, y que entre otras cosas lo que allí hoy se erige, conserva la fachada de la primera casa que tuvo La Espiga.
‘Acá estamos desde 1980, por una cuestión de funcionalidad‘, indica Diana para marcar que antes de ese año los clientes que ingresaban a la panadería debían pasar por al lado de la casa familiar, razón que llevó a montar la entrada por avenida San Martín.

EL HORNO
Uno de los sellos distintos que tiene el comercio es que todavía sigue utilizando el horno de leña. ‘Es el alma realmente de la panadería‘, resume Diana para marcar que el que se utiliza para la cocción del pan y el resto de los productos es el mismo con el que el comercio comenzó a escribir su historia. Claro está con un mantenimiento constante y haciendo las refacciones que sean necesarias.

‘El horno de leña tiene otro sabor y eso la gente lo sabe, únicamente se apaga cuando se cierra por vacaciones, si no está permanentemente prendido porque cuesta mucho conseguir la temperatura los 180, 200 grados que necesita, llegar a ese nivel puede demorar tres o cuatro días, en verano se consume menos y es más fácil pero las complicaciones se presentan en invierno‘, comenta.
Entre otras recetas y formas de trabajo que se mantienen, Diana cuenta que el pan se sigue cocinando sobre los ladrillos refractarios. ‘No va con lata, va directamente al piso del horno‘, explica.

Entre los productos que se encuentran entre los más elegidos pueden nombrarse las facturas, el pan de viena , entre la amplia variedad con la que cuenta, y entre los clásicos están otros como los ‘borrachitos‘ que señaló que se realizan en mayor medida durante el invierno, ‘se hace con vino moscato y con estas temperaturas no es la mejor combinación‘, dice Diana y agrega que también con el paso del tiempo se mantiene inalterable la receta del pan dulce que realizaba su abuelo.
‘Cuando fallece mi abuelo en 1972, mi papá junto con mi abuela, se ponen al frente de la panadería para sostenerla en el tiempo‘, indica.
Los interrogantes se presentan en la charla cuando Diana recuerda que decidió no tener hijos y ve con preocupación que no tendrá a quién pasarle la posta que tomó de su padre cuando ella ya no esté en este mundo. Otra de las características que tiene el comercio es la relación casi familiar que va construyendo con los trabajadores, los que la mayoría llevan mucho tiempo contribuyendo a que la panadería sea considerada una de las mejores de Resistencia. ‘Nuestro maestro panadero lleva 30 años con nosotros‘, indicó Diana.