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CARTAS DE LECTORES

A las autoridades del Insssep 

Una idea para mejorar la calidad de vida de las personas jubiladas

Señor director de NORTE:

Me dirijo al Sector Jubilados del Insssep para ofrecer una idea y poder así mejorar la calidad de vida de los jubilados.
Me fundamento en la necesidad de que las personas mayores tengamos recursos suficientes en la vejez.
En ese sentido, el objetivo es la necesidad de una mayoría que necesita poder ser asistida en algún momento o situación, por una o dos personas idóneas (cuidadora o asistente) en situación de enfermedad, rehabilitación o postración.
Si bien la obra social beneficia con un subsidio a las personas con discapacidad, su monto es insuficiente para poder lograr abonar los servicios por horas o como salarios.
Ante tal cuestión, sugiero que a partir del momento en que la persona se jubila haya un seguro legal al que aportaría para que, llegado el momento de ser necesario, pueda ser atendido por cuidadoras o asistentes, como así también cuente con recursos propios genuinos que la obra social haya tenido bajo su abrigo.
Todos tienen el mismo camino y todos serán adultos mayores.

MÓNICA PERSOGLIA -DNI 5274209 - AFILIADA 31457
RESISTENCIA

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No saquemos a Dios de la vida pública ni de la política

Señor director de NORTE:

La tradición apostólica o sagrada tradición se expande en la Iglesia a través de la evangelización con la ayuda del Espíritu Santo. La integridad de la divina revelación debe ser una catequesis que transmita sin interpretaciones subjetivas teniendo presente que todos los libros sagrados y canónicos que la Iglesia recibe  han sido escritos íntegramente y en todas sus partes por dictado del Espíritu Santo.

San Pío X remarca el carácter sacro de la evangelización en su carácter de vicario de Cristo "Descansamos el espíritu en Aquel que nos conforta y poniendo mano a la obra, apoyados en la fuerza de Dios tenemos un solo propósito: instaurarlo todo en Cristo para que efectivamente todo, en todo, sea Cristo" (Carta encíclica I Supremi apostolatus).

Una caquetesis de carácter sacro significa tener en cuenta las instrucciones del divino maestro a sus discípulos "Id pues e instruid a todas las naciones bautizándolas en el nombre del padre, y del hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo os he mandado" (Mateo 28,19).

Por tanto la evangelización es un mandato del señor, así lo asumieron  los doce primeros apóstoles que dóciles al Espíritu Santo predicaron sin límites, sin cálculos para enseñarnos a ser discípulos eficaces en la fidelidad a la sagrada tradición.

De hecho, evangelizar no tiene dispensas ni excusas; renunciar llevar a Cristo a nuestros prójimos, cualesquiera sean éstos, nos hace responsables de las almas y deberemos responder ante Dios sobre ellas pues Dios nos ha reservado para que seamos nosotros los que demos testimonio de él.

En una sociedad que desde hace mucho tiempo está impregnada de valores anticristianos, hoy ya un hábito, la tarea de evangelizar necesita de católicos, verdaderos soldados de Cristo para encarar con espíritu fuerte la ardua tarea de transmitir los principios de la austeridad evangélica. 

Las conciencias se han vaciado de Dios, por tanto se ha perdido la objetividad de las verdades de la fe; su objetivo es ahora la teología que se ha convertido en una "antropología trascendente" instalando una nueva concepción del cristianismo donde el reino de Dios es una utopía, un ideal ético de la subjetividad trascendente.

Sin duda, nos quieren cambiar la única y verdadera doctrina, la que fundó nuestro señor Jesucristo por una doctrina inmanentista que proclama una teología vacía de Dios  y valoriza el descreimiento y la apostasía, valiéndose de un poder mundano que cada día se hace notar con sus "verdades" anticristianas, desde la silla petrina hasta lo más recóndito de las comunidades. 

Señor director, la Iglesia nunca ha enseñado el mal, aún en las peores épocas; la Iglesia sólo puede ser santa porque santo es su fundador.

 Todo el mal que vemos viene de una mentalidad perversa que busca sobreponerse al sentido del bien y del mal, desconociendo la enseñanza puramente santa heredada de Dios.

La "nueva teología" con su nuevo concepto de autoridad y obediencia ha destronado a Cristo con total impunidad. 

La Iglesia sin el símbolo de la cruz no es nada, no es la Iglesia de Cristo. 

La falsa doctrina ha cambiado el mensaje de conversión que nos ha dejado Nuestro señor Jesucristo, lo ha convertido en una "fiesta de liberación" donde los ministros ya no instruyen a sus fieles en la relación hombre-Dios sino que dicen palabras edulcoradas que alimentan el subjetivismo; hablar de pecado, de adulterio, de disponer de la vida del prójimo, de unión del mismo sexo, de ministros que salen airosos del closet, de la guitarreada litúrgica, de la inmodestia, de las relaciones prematrimoniales etc., es una fábula del siglo XXI que quiere adaptar a Dios a las iniquidades del mundo.

Papa Pío XI en su carta encíclica Quas primas alerta sobre "las causas supremas de las calamidades que veíamos abrumar y afligir al género humano" y afirmaba que " este cúmulo de males había invadido la tierra, porque la mayoría de los hombres se habían alejado de Jesucristo y de su ley santísima, así en su vida y costumbres como en la familia y en la gobernación del Estado, sino también que nunca resplandecería una esperanza cierta de paz verdadera entre los pueblos mientras los individuos y las naciones negasen y rechazasen el imperio de nuestro Salvador".

 Y el mismo pontífice nos daba la solución a los males que padecemos: "No hay medio más eficaz para restablecer y vigorizar la paz que procurar la restauración del reinado de Jesucristo".

Es un hecho que la Iglesia, en su mayoría, ha renunciado a la restauración del reinado social de Jesucristo para plegarse al liberalismo; echar a Dios de la vida pública, de la política, quien toma el mando es el demonio, y todo es mal, egoísmo, violencia, muerte…en ese mundo oscuro estamos, señor director, cuya única causa es prescindir de Dios para poner al hombre en el centro: crece la herejía modernista, se cuestionan los dogmas, se aplaude a los herejes y se reprime a los fieles a la santa doctrina, se pisotea el depósito de la fe, se fomenta el indiferentismo religioso y se predica que Dios quiere por igual todas las religiones y que todas son camino de salvación, lo que antes era virtud ahora es fanatismo, la presencia real de Cristo y la transubstanciación se cuestiona o se niega cada vez con menos disimulo, lo que antes era pecado, ahora ya no lo es, etc. 

Sin embargo, los católicos fieles a la santa doctrina, al igual que los apóstoles, no podemos silenciar la fe que hemos recibido, debemos transmitirla incluso a riesgo de alto precio, y estamos obligados a vivirla con los medios suficientes de siempre: la cruz y el evangelio.

Hay que volver a Cristo, él es el bien, es la caridad; sólo él quita el pecado del mundo y puede extirpar los males.

No habrá paz hasta que toda rodilla se doble ante Cristo Rey.

(Fuente: El sentido escatológico de la desacralización – Nicolás Vidal) 

CLARA MARÍA GONZÁLEZ

RESISTENCIA