
columista
Lucas Pertile:"Creo que una buena obra de arte es aquella que despierta una pregunta"
El artista chaqueño expone sus obras en Berlín. En mayo llevará sus pinturas a Seúl, Corea del Sur. En los meses siguientes recorrerá Miami, Buenos Aires y Posadas.

Era un niño que prestaba atención a lo que hacía su abuelo. En una ocasión, Alfredo Pertile le dio un papel. Lucas tomó un personaje del cuadro de su abuelo y lo dibujó. Guardé ese dibujo: era un hachero que estaba apoyado en un mostrador de un boliche de campo. El personaje estaba dibujo con su bombacha y con su faja.
El niño por aquellos años tenía seis o siete años. Guardé ese dibujo, con el tiempo enmarqué ese cuadro y se lo llevé a su taller en Buenos Aires. Con estás palabras Elda Pertile trae una imagen de una artista que desde niño sitió atracción por el dibujo y la pintura.
Lucas Pertile dejó Resistencia para estudiar Diseño Gráfico en la Universidad de Buenos Aires y Pintura con el artista plástico Miguel Ángel Ronsino. Hoy alterna su vida entre Buenos Aires y Misiones. Su abuelo es el reconocido artista Alfredo Pertile. ‘fue él quien abrió mi camino en esta locura de la pintura‘, desliza como quien confiesa un recuerdo familiar.
En los últimos años con la pandemia para Lucas se abrieron puertas al exterior. El venía trabajando mucho pero al igual que otros artistas argentinos le estaba costando salir del país. Sin embargo con la pandemia esa puerta se abrió. ‘Primero fue una curadora polaca que vive en Inglaterra quien publicó unas imágenes de mis obras en Instragram. La imagen tuvo visibilización. Me empezaron a llamar en primer lugar una galería de Dinamarca, después otras de Berlín y luego la galería de Corea del Sur, lugar donde voy hacer una muestra este año en el mes de mayo‘, así arranca la charla telefónica con el artista, él en Buenos Aires antes de llegar a Resistencia.
— Me interesa comenzar un poco por esta expansión hacia otros países. Estamos charlando hoy por teléfono en Argentina pero partes de tus obras están expuestas en Berlín, ¿qué se siente?
— Esto se siente como un logro. A los artistas Argentinos nos cuesta acceder a otros mercados. El mercado Europeo es más cerrado y más difícil. Mis pinturas tienen relación con el lugar donde aprendí hacer pintura. Soy un hijo del monte.

Nací a una cuadra del Parque Ávalos. Hace 40 años atrás ese lugar era virgen y completamente natural, había animales, monte y río. Recorría cada lugar, hacíamos con los amigos chozas, campamentos, la mayor parte del día vivía en ese entorno mágico.
Ese marco salvaje está presente en esta muestra que estoy haciendo hoy en Berlín. He tratado de llevar mis experiencias a las pinturas en las que vengo trabajando. Me resulta interesante llegar con estas obras y pensar cómo los visitantes puede conectarse con esta propuesta. Hace más de quince días que la muestra se inauguró, las obras fueron bien recibidas y hubo buena recepción. Estoy entusiasmado con esta muestra.
— ¿Elegiste voluntariamente la pintura o la pintura te eligió a vos?
— Es difícil responder. Tengo, por ejemplo, un recuerdo muy vivo desde mi infancia. Mis padres en ocasiones me dejan al cuidado de mis abuelos. Iba a la casa de mi abuela Terminda y mi abuelo Alfredo. Mi abuelo era pintor, había ahí una atracción muy fuerte. Cuando llegaba a su casa, tengo recuerdos desde los cinco o seis años, lo primero que hacía era ir directamente al taller del abuelo. Él estaba siempre pintando y de manera generosa, inteligente, como sabía que iba a ir me tenía preparada las hojas, los lápices y las pinturas. Así que podía dibujar y pintar con él.
Quiero mantener esa frescura que tenía cuando era niño y solo me interesaban los dibujos y la pintura.
Lucas Pertile
En parte creo que la pintura me eligió y al mismo tiempo elegí la pintura. Fue algo simultáneo. Con el tiempo se despertó de manera fuerte y de manera profesional. Estoy agradecido a esa grandeza del abuelo porque él podía cerrar las puertas del taller y sin embargo siempre las tuvo abierta. Tenía una personalidad muy fuerte. Creo que el también vio algo en mí y tengo en la memoria el aroma del óleo fresco que perdura en los años.
Gira del año completa
Las pinturas de Lucas de destacan por sus composiciones inspiradas en la selva Argentina, la pintura modernista y lo oculto. En muchas de sus obras, el artista combina diversas técnicas sobre lienzo o papel, creando un efecto de capas, texturas y transparencias con acrílico, óleo, carbonilla, pasteles y gouache. Ha hecho varias exposiciones individuales y grupales.

Actualmente forma parte del staff de las galerías de arte: ‘Isabel Anchorena‘ Buenos Aires, Argentina; ‘Eligere Gallery‘ Seúl, Corea del Sur; ‘Galerie Wolfsen‘ Aalborg, Dinamarca; ‘Bark Gallery‘, Berlín, Alemania; ‘Coral Contemporary‘ Miami, EE.UU. y ‘En Blanco Arte‘ San José del Cabo, México. En mayo expone en Maiami, en septiembre en Buenos Aires y en diciembre estará exponiendo en Posadas, Misiones, junto a Blas Aparecido y Andrés Paredes. ‘Esta última fecha se confirmó hace poco. Estoy muy contento de poder mostrar mis obras en el norte del país. Hace mucho que no hago una muestra en la zona y es algo que trato de hacer para devolver todo lo que me han dado la selva. Expuse hace muchos años en Resistencia pero me gustaría volver‘, Lucas deja las palabras correr donde el tono de nostalgia también se cuela en algún momento.
Roverano
En mayo de este año Lucas Pertile expone sus obras bajo el título Roverano, en Seúl, Coreo del Sur. Viajará y este movimiento lo tiene muy entusiasmado, sus voz se escucha pletórica de seuños. En la mañana del viernes, mientras las nubes coqueteaban con el sol y el suelo húmedo, nos juntamos junto a Miguel Romero para realizar las fotos que acompañan esta entrevista.
— Esta muestra que vas a presentar el Seúl lleva por título Roverano, ¿de dónde viene el título? ¿qué significa?
— Significa alguien muy importante en esta construcción de la pintura. Tengo que mencionar primero a mi compañera de vida, Victoria Stacco, la conocí hace más de veinte años y fue la persona que me llevó a un lugar que se llama Roverano. Es una casa que está en el medio de la selva misionera a veinte kilómetros de Montecarlo y a diez kilómetros de Caraguatay. Esta casa lleva el nombre de un frances, Roverano, que navegaba por el río Paraná y vio un lugar precioso sobre un cerro para construir su casa. La casa está en el medio de la selva, es una construcción que tiene reminiscencias del pintoresquismo Alemán. Es un entorno muy natural y con un ambiente frondoso, selvático.
Durante el año vamos al menos tres veces a visitar esta casa. En verano voy más tiempo y llevo lápices, pintura, hojas. Armo bocetos y en ocasiones he terminado obras en ese lugar. Voy al lugar con una valija para cargarme de esa atmósfera y de ese entorno que genera la casa de Roverano. Cierro la valija y la abro en mi taller en Buenos Aires. Mezclo todo eso con el monte chaqueño al cual pertenecí cuando era niño.
Al poner este nombre a la muestra es una especie de homenaje a quien dejó esta maravillosa construcción en el medio de la selva de una provincia hermosa. Tengo presente cuando hablé con el dueño de la galería en Corea del Sur. En ese momento le mandé dos propuestas de nombre y este nombre, Roverano, fue el que más le gustó.
— Tomando distancia si es posible, ¿hay puntos en común entre la selva misionera y la selva chaqueña?
— Pienso que hay una conexión. En el Chaco la vegetación es agrestes, espinillos agresivos y cortantes. Cuando era niño vivía metido en ese entorno abriendo caminos con machete y lo hacía con fascinación.

Ese entramado es barroco y existen tanto en la provincia de el Chaco como en Misiones. La selva a veces no te deja ver mucho y tenés que abrir camino para descubrir el paisaje. Me gusta el entramado barroco.
Entre las dos selvas hay muchas similitudes, recuerdo que cuando jugaba en el parque a orillas del río en el Chaco teníamos los monos que estaban cerca.
Hace muchos años atrás había muchos monos en nuestro entorno. Había un mono que siempre estaba cerca y con los chicos del barrio lo habíamos puesto un nombre porque siempre nos acompañaba. En Roverano, Misiones, hay monos, los escucho y los veo.
— Para entrar un poco en la pintura siempre se esboza a la selva como un lugar idílico. Sin embargo en tus obras hay muerte, esqueletos de caballos o monos, ¿por qué?
— Hay dos partes que me gustan trabajar mucho. En principio tengo que decir que encuentro belleza en los huesos y en los esqueletos. En aquellas recorridas con los niños del barrio en la selva chaqueña una vez encontramos una calavera de mono, lo tomé y lo llevé a mi casa. En Misiones cuando caminamos por el monte en ocasiones aparece un hueso de un animal. Ese hueso tiene un hongo que le crece del ojo o tiene una flor, una margarita que le creció al rededor. Estas cosas para mi pintan un paisaje romántico. Es belleza absoluta. Es la muerte pero también es vida.
Pintar es una forma de esquivar a la muerte. La única verdad es la muerte. No existe otra verdad en el mundo.
Lucas Pertile
Todo se retroalimenta. Cuando la gente se encuentra con una obra que tiene un esqueleto se ven a veces expulsadas para acceder a la obra. Para para mí la muerte y la vida van juntas, la muerte no es un tabú aunque también le esquivo a la muerte. Pintar es una forma de esquivar a la muerte. La única verdad es la muerte. No existe otra verdad en el mundo. Creo que en las obras también le brindan un contraste en el conjunto con las otras obras. No me gustaría que la gente pasara por mi obra de largo. Creo que una buena obra de arte es aquella que despierta una pregunta. De eso se trata.
— Dentro de los cuadros que he visto está presente ese entramado selvático. Además me llamó la atención el color negro que lo atribuyo al silencio que me trae ese paisaje, ¿es así? ¿qué representa para vos el color negro?
— Es así como lo expresas, es un color que trae un poco de silencio y también de profundidad. Hace poco volví de Misiones y los paisajes que se viven de día o de noche son diferentes. En el día hay un alboroto y un movimiento distintivo. En la noche podes ver las estrellas como en ningún otro lugar, la brillantes del cielo es muy convocante. Además hay aves que solo están de noche pero son silenciosas, tiene otro ritmo. Hace poco estábamos en Roverano con Victoria y de repente nos aparece un búho blanco, esa imagen en medio de la noche fue muy potente. Después por la mañana cuando me levanta de movida están los monos gritando, un ciervo que corretea, un lagarto, las chicharas que son cierras que cantan hasta aturdirte. A mi ese sonido de la selva me inspira. El negro represente la calma, la noche, el silencio, además le brinda intensidad y profundidad a la obra.
— Hablamos de aquel niño que ingresa con una sonrisa al taller de su abuelo para jugar con los dibujos y la pintura, ¿qué queda de aquel niño a este adulto que hoy dibuja y pinta de manera profesional?
— Mi idea como artista es pintar como niño. Creo que es la gran idea de todo artista aunque muchos no lo digan. Pintar como un niño es una premisa fundamental. Hoy hago eso con el compromiso y con la inquietud de quien entiende las dificultades de estar viviendo en diferentes sociedades. En mi búsqueda trato de estar mediante el inconsciente y mediante la memoria vivida que me trae aquellos años cuando era niño. El disfrute de pintar está relacionado a que hoy lo hago como si estuviera jugando. Quiero mantener esa frescura que tenía cuando era niño y solo me interesaban los dibujos y la pintura.
