En la fiesta de River, cientos de hinchas vivieron una noche negra
La presentación del equipo millonario en resistencia fue espectacular, pero el lado oscuro se dio en las afueras del estadio de Sarmiento.
Deficiencias en la organización del ingreso de hinchas al estadio del Club Sarmiento generaron una situación traumática para cientos de hinchas que tenían sus entradas para ver la gran presentación de River Plate en Resistencia y que pese a ello se quedaron sin poder acceder al espectáculo.

Pero además de eso, fueron reprimidos por la policía. Los problemas se desencadenaron a minutos del comienzo del partido entre River y Defensa y Justicia, por la Copa Argentina, cuando cientos -posiblemente miles- de hinchas vieron que no iban a ingresar a tiempo al estadio por la lentitud con que se había ido desarrollando el control de entrada montado por la Policía del Chaco.
A tal fin, se había instalado un vallado en la intersección de avenidas Mac Lean y Alvear, por donde debían ingresar quienes habían comprado tickets para la tribuna popular y la platea rural.
En un punto de la avenida Alvear, situado del otro lado del estadio Centenario, ingresaban quienes tenían entradas para las demás plateas. En este último lugar todo fue normal. Pero en el otro se desató el caos.
GASES Y CORRIDAS
El problema central fue que el ingreso por Mac Lean no se hizo con la suficiente antelación ni con el ritmo acorde como para evitar que la hora de inicio del partido encontrara a tanta gente todavía sin poder entrar al estadio.
Cuando esos hinchas escucharon que el partido ya había empezado, a las 21.30, empujaron sobre las vallas y se generó un descontrol que la policía reprimió con aerosoles de gas pimienta.
Lo padecieron hombres, mujeres, ancianos y niños, y los incidentes se extendieron por unos veinte minutos.
El ataque a jugadores de Defensa fue otra mancha
Otra seria falencia en el dispositivo de seguridad montado a propósito de la presentación de River Plate en Resistencia tuvo que ver con la protección de los jugadores y cuerpo técnico de Defensa y Justicia luego del partido jugado en el estadio del Club Sarmiento, el miércoles por la noche.

Cuando se retiraba el ómnibus que transportaba a lo rivales de River, un grupo de hinchas se aprovechó de la ausencia de policías para atacar a pedradas al colectivo, de una manera que podría haber ocasionado graves daños personales a quienes estaban en el interior del transporte.
Por fortuna, la agresión solo provocó daños materiales en el vehículo, pero no hubo lesionados, aunque los jugadores, integrantes del cuerpo técnico y directivos de Defensa y Justicia vivieron momentos de pánico e indignación por la falta de resguardos, algo básico en la actualidad del fútbol argentino.
El episodio se convirtió así en otra mancha más de una noche que antes había tenido serios incidentes en el acceso de hinchas al estadio y una escandalo.
Minutos de confusión y angustia que no debieron haber ocurrido
"Papá, buscanos, no pudimos entrar". La joven hablaba por su teléfono celular llorando, junto con otro muchacho, tras la desesperación vivida cuando la Policía comenzó a reprimir con gas pimienta a los hinchas que pugnaban por atravesar el control de acceso al Estadio Centenario apostado en la esquina de avenidas Alvear y Mac Lean.
Quienes estaban cerca de esa entrada sufrieron por doble partida: por un lado, soportaron la fuerte presión de los hinchas más rezagados en la fila, que empujaban a los de adelante para intentar forzar la caída del control; y, por otro, fueron los primeros en recibir los gases cuando los efectivos de la policía comenzaron a tratar de controlar la situación.
"El gran error fue hacer que por ese lugar entraran tanto las personas que tenían entradas populares como quienes tenían plateas rurales, y no ver una manera de que el control de ingreso fuera más rápido. Cuando el partido empezó todavía como cuatro cuadras de fila esperando. Cuando toda esa gente escuchó que el partido había empezado, se desmadró todo", contaba ayer un hincha de River que también sufrió la acción de los gases.
"Fue un desastre, había gente con chicos, mujeres, ancianos, recibiendo los gases. Muchos se fueron aunque tenían sus entradas. Fueron unos quince o veinte minutos de locura total", describió al relatar los hechos a NORTE.
La reventa fue un negoción bien turbio
La reventa de entradas para el partido entre River y Defensa y Justicia fue un negocio descontrolado lleno de aspectos sospechosos, y totalmente redondo para quienes participaron de él.
Las entradas populares se vendían a un valor que oscilaba entre los 7.000 y los 20.000 pesos (su precio oficial era 2.500), y las plateas iban de los 10.000 a los 30.000 (las había de entre 4.500 y 7.500 pesos).
Los tickets se ofrecían de manera reservada y en algunos casos a través de páginas de redes sociales, donde se llegó a ver a una integrante de la Policía del Chaco ofreciendo boletos sin ningún problema, con importantes sobreprecios.
Otra cuestión -nada nueva, siempre sucedió así- fue el reparto de entradas entre funcionarios, que tuvieron acceso a ellas sin necesidad de filas ni de compras por la web oficial del evento. Tampoco faltaron las entradas falsificadas, en este caso aparentemente ofrecidas por barras bravas porteños.