La protección de Pigüen N’Onaxá
La efectiva protección de la reserva natural y cultural Pigüen N’Onaxá - Campo del Cielo es una tarea que debe sumar el compromiso de toda la comunidad chaqueña. Este extraordinario lugar es, ante todo, un sitio sagrado para la comunidad moqoit, y al mismo tiempo un espacio único en el mundo que combina esa significación ritual con el interés por el conocimiento de los fenómenos astronómicos.
Es necesario generar una mayor conciencia en la ciudadanía sobre la necesidad de proteger el patrimonio que atesora el extenso corredor fronterizo de casi 200 kilómetros que abarca zonas de Santiago del Estero y del sudoeste del Chaco, un espacio que es rescatado por el trabajo que se viene realizando para lograr la sanción de una ley nacional de Meteoritos, con la participación de ambas provincias.
La creación, en su momento, del Parque Provincial Pigüén N’Onaxá, a unos 15 kilómetros del municipio de Gancedo, así como la organización de la Fiesta Nacional del Meteorito y más recientemente la celebración del Día Internacional del Asteroide son acciones que aportan nuevos elementos para poner en valor a esa zona rica en historias y que debe adquirir cada año mayor relevancia por tratarse un lugar único en el mundo para los interesados en la investigación astronómica.
Es fundamental que se vuelquen recursos a la protección de los meteoritos y, también por supuesto, a la lucha contra el tráfico ilícito de esas piezas celestes, por lo que es de esperar la pronta aprobación de la ley nacional que debe servir de marco para evitar que salgan del país de manera ilícita para ser comercializadas en el exterior. El caso más notorio que recuerda nuestra comunidad fue el intento de robo del meteorito El Chaco de 37.000 kilos, cuando se encontraba en un paraje cercano a Gancedo. El intento de sustraer esta pieza celeste, que es la segunda de mayor peso en el mundo —solo superada por el meteorito Hoba, que está en Namibia—, ocurrió en enero de 1990. Un oportuno control policial en el límite con Santiago del Estero evitó en esa ocasión que el ladrón de meteoritos Robert Haag, de Estados Unidos, lograra salirse con la suya. Aquella frustrada maniobra sirvió para que las autoridades provinciales de entonces y también la sociedad chaqueña tomaran conciencia del verdadero valor de la reserva natural y cultural Pigüen N’Onaxá - Campo del Cielo que es, como se dijo, una de las más importantes reservas de piezas celestes del mundo.
En los años siguientes al intento del robo del meteorito El Chaco se registraron, lamentablemente, nuevas sustracciones de piezas por parte de ladrones y contrabandistas. Aunque menores en comparación al tamaño del cuerpo celeste más importante que hay en la provincia, no por eso dejaron de provocar un daño al patrimonio.
Entre los hechos más llamativos se pueden citar los ocurridos en mayo de 2015, cuando el conductor de un camión que intentaba cruzar la frontera con Paraguay fue detenido en un control de Gendarmería Nacional con 215 meteoritos; el de mayo de 2019 cuando un grupo de encapuchados ingresó con armas, en horas de la noche, al Museo de Campo del Cielo y luego de maniatar a la guardiaparque de la reserva se llevó tres piezas, una de 18 kilos y dos de 24 kilos, que estaban exhibidas en una vitrina.
El último episodio más reciente de esta serie de sustracciones ocurrió en abril pasado y salió a la luz cuando la Armada de Uruguay informó que detuvo a dos sujetos que intentaban llegar, a bordo de una pequeña embarcación, con un meteorito que —se comprobó después— pertenecía a Campo del Cielo, a la costa del vecino país. El hecho volvió a poner en evidencia la necesidad de articular con distintas instituciones y organismos de seguridad medidas efectivas para la protección y la lucha contra el tráfico ilícito de estos bienes culturales.
La Unesco advierte que el tráfico ilícito de bienes culturales tiene múltiples causas, pero hay dos que están en su raíz: la ignorancia y la falta de ética.
"Los bienes culturales objeto de comercio ilícito suelen transferirse ya sea a través de los mercados ilícitos de todo el mundo o de mercados lícitos como las subastas, incluso a través de Internet", observa la agencia de la ONU, para señalar luego la necesidad de promover la sensibilización, la información y la ética, así como el respeto de las leyes que protegen el patrimonio y los bienes culturales.