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Paulo Ferreyra

Columnista

Lucas Segovia: "Los padres nacemos a una nueva vida con nuestros hijos"

Hoy es el Día del Padre y charlamos con Lucas, hijo del recordado Zitto Segovia y papá de cuatro hijos. "Soy un convencido de que los hijos no necesitan padres juntos sino que necesitan padres felices", expresa.

“Recuerdo esos abrazos”, cuenta Lucas, en la imagen junto a su hermano Alejandro y su papá, Zitto Segovia.

Lucas nació en Buenos Aires. Tras su primer cumpleaños, la familia se trasladó a la provincia del Chaco. Por aquellos años el país ya estaba bajo el poder de las Fuerzas Armadas. En 1978, Zitto Segovia, músico y compositor, padre de Lucas, cantaba y tocaba en peñas como Palo Borracho, La Cuesta y El Hormiguero, en Buenos Aires. Cuando la represión comenzó a crecer, se refugió primero en el Chaco y después se fue a México. Tras el fin de la dictadura volvió al país y comenzó a trascender en los escenarios más importantes del país, hasta que la tragedia de Bella Vista puso punto final a su vida.


Hoy Lucas Segovia es padre de Natanael, Facundo, Paloma y Bruno, su hijo del alma. ‘Del primer matrimonio tengo un hijo, dos hijos del segundo matrimonio y mi exmujer llegó con un hijo que hoy lo considero también un hijo del alma. Me llevo muy bien con mis hijos y con sus madres, con sus abuelos, con sus tíos, en ocasiones nos juntamos a comer o compartir algo, nos reímos mucho, nos reímos mucho de las relaciones entre nosotros‘, cuenta Lucas con palabras que son un torbellino emocionado. En esta charla con NORTE repasa su vida como hijo, lo que lo empujó a ser músico y su presente como padre y artista. 

"Se hacía extrañar mucho"

-Ustedes son tres hermanos, ¿Qué recuerdos tenés más presentes de Zitto como papá? 

-Tengo pocos recuerdos de mi padre porque era pequeño cuando Zitto habitaba nuestra casa. Pero los recuerdos que tengo son muy nítidos y muy lindos. Era un tipo que andaba todo el tiempo fuera de la casa, los jueves ya desaparecía hasta el lunes, se hacía extrañar mucho. Sin embargo, cuando volvía nos compensaba, jugaba con nosotros a la bolita, a las escondidas, a las carreras, peleábamos como cualquier criatura. 


Recuerdo esos abrazos fuertes que nos dábamos cuando él llegaba, abrazos intensos, profundos. Esos momentos están grabados en mí, los pienso ahora mientras hablamos e incluso los siento, y en ocasiones me reprocho algunas cosas. Sabemos que la muerte es parte de la vida pero vivimos como si eso nunca fuera a pasar, uno nunca la espera. Entonces a veces me reprocho no haber aprovechado ese poco tiempo que él tenía para estar con nosotros, más allá de que cuando el partió yo era chico, tenía diez u once años, pero siempre me reprocho no haber aprovechado más esos momentos.


-Zitto les cantaba a ustedes, ¿cómo era esa relación con la música? 


-Zitto era bastante guitarrero en casa. No todos los días pero sí los domingos, los Días del padre, el Día de la madre, algún cumpleaños, Zitto agarraba la guitarra y hacía punta para cantar algunas canciones. Las hermanas de él también cantaban y era un lindo momento porque nos reíamos mucho.


-Una vez contaste que comenzaste a hacer música por necesidad, ¿cómo fueron esos comienzos justamente donde naciste, allá en Buenos Aires? 


-Tras la muerte de Zitto cada hermano tomó un rumbo. Me fui para Buenos Aires y comencé a hacer música por necesidad. Cuando me fui era muy joven, adolescente, tenía unos quince años y tenía hambre. Así que no pensé mucho y me puse en la peatonal de Buenos Aires a tocar la guitarra a la gorra. Juntaba unos pesos y tenía algo para comer.


Así me di cuenta de que la música podía darme el alimento. Hasta hoy en día la música sigue siendo mi recurso y mi forma de trabajar para conseguir mi sustento. Hoy es un recurso para que pueda comer, para mis compañeros de escenario, los técnicos que trabajan con nosotros, representantes, los asistentes. En el equipo somos quince personas.

“Ser padres nos cambia a todos la vida y nos cambia para bien”; dice Lucas junto a sus hijos Natanael, Facundo, Paloma y Bruno.


-Poco a poco te abriste paso y llegaste a consolidarte en este camino, ¿a qué le atribuís este crecimiento musical? 


-Creo que hay varios factores que hacen que el arte sea un oficio. En primer lugar porque uno se hace cargo de su historia, de su gente, yo me hice cargo de la historia del Chaco desde mi perspectiva, desde mi óptica con la ayuda de amigos escritores e historiadores. No he escrito cosas al azar, me asesoré por muchos amigos escritores, empezando por Bosquín Ortega o Pedro Solans. 


-Volviendo a la paternidad, ¿te cambió la vida ser padre? 


-Ser padres nos cambia a todos la vida y nos cambia para bien. Es el momento donde la cabeza hace un clic extraño y de repente te volvés una persona seria, responsable. El momento amerita esos giros, el amor te puede y te moviliza, el amor tumba tu orgullo y tu egocentrismo. Los padres nacemos a una nueva vida con nuestros hijos. Un hijo te voltea, nace una nueva persona. Creo que nacemos con nuestros hijos. Es una sensación extraña, es difícil de expresarlo pero es verdadera, palpable y algo nuevo que trae mucha vida.


En mi caso, que me he separado dos veces, no ha cambiado nada mi relación con mis hijos y con sus madres. Hay muchas parejas que están juntas por los hijos y es un pretexto para estar juntos. Pero el precio lo pagan los hijos. Hoy vivo solo pero en mi casa hay espacio para mis hijos y para sus amigos. Algunos viven con su madre y otros viven solos. Las mamás son dos mujeres excelentes y las quiero muchísimo, no ha funcionado el amor pero el cariño y el respeto están presentes.


-¿Existe un modelo de padre? ¿Cómo sería un padre perfecto? 


-Es imposible para mí tener o pensar en un modelo de padre para mis hijos. A mí me tocó como padre Zitto Segovia, que fue una cosa bastante diferente a todo. Yo aprendí a ser padre con mis hijos. Comprendí con el tiempo aptitudes de Zitto, gestos que tuvo él como padre que son imborrables hoy para mí, pero no sé si son trasladables a mi relación con mis hijos.


Creo que el padre perfecto es el que se hace cargo de su hijo y el que trata todos los días de ser el mejor padre para ellos. 


-Escribiste una canción para tu hija, Paloma, ¿por qué? ¿Qué te llevó a escribirla? 


-El tema se llama Porque te quiero. El contexto en el que escribí esta canción fueron momentos bastante difíciles, porque me estaba separando de su mamá, fue mi última separación en el 2014. Era un tiempo muy sensible para todos, para ella, para mis hijos, para su mamá. En ese contexto me llega una propuesta para ir a trabajar a Francia, en principio me puse contento porque tenía ganas de irme, hacía unos meses que estaba separado y estaba un poco sin rumbo.  Primero me puse contento con aquella propuesta y pensé que era lo que necesitaba, viajar a Europa y poder trabajar. Un día después no lo pensé así, sino que pensé en mis hijos, más que nada en Paloma que era muy chica, ella tenía nueve o diez años. Me puse a pensar que Paloma tenía la edad que yo tenía cuando perdí a mi padre. Mi recuerdo era muy doloroso y eso me hizo pensar realmente lo que iba a hacer. Y decidí no irme, elegí quedarme al lado de mi hija, más allá de que acá escaseaba mucho el trabajo. A pesar de que había poco trabajo, podíamos comer; y eso era mucho. Así que decidí quedarme junto a mis hijos.

"No hay país más generoso que tus manos"

Hace unos días nos seguimos comunicando con Lucas por WhatsApp. Me llega al fin algunas fotos, él junto a su hermano y su papá, después una con sus hijos. Hay sonrisas. La música suena con el tema ´Porque te quiero´ y la voz de Lucas diciéndole a su hija Paloma "el río sabe, que yo te quiero y también lo saben la laguna y el estero. Hay una luna que nos mira desde lejos porque el amor pinta postales con tus dedos. Es por tu risa que sigo aquí en el pueblo y no hay país más generoso que tus manos".