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Informe de MECAME

El efecto de la pandemia en empresas lideradas por mujeres: pobreza de tiempo y brechas de género

Las restricciones y la cuarentena hicieron que el 22% de las empresarias encuestadas en todo el país debiera cerrar su empresa/emprendimiento de forma permanente. Y entre las que no cerraron, un 52% debió reconvertirse para poder subsistir. 

El sector de Mujeres Empresarias de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (MECAME) realizó un relevamiento entre el empresariado femenino del país a fin de conocer la situación actual e identificar las problemáticas que deberán afrontar en los próximos meses. Entre otros temas, se abordaron las consecuencias que tuvo la cuarentena durante el año 2020, la falta de tiempo para realizar actividades y la desigualdad de género. 

(Foto ilustrativa)

Entre las problemáticas que genera la pandemia en cuestiones de género, más de 230 mujeres empresarias de 20 provincias coincidieron en que las consecuencias del aislamiento social, preventivo y obligatorio a lo largo del año pasado fueron notorias. En lo que refiere a las secuelas que produjo la cuarentena, los resultados fueron los siguientes: 

-El 22% de las encuestadas afirma que cerró su empresa/emprendimiento de forma permanente. 

-Por otro lado, dentro de las empresarias que no cerraron, la mitad (52%) tuvo que reconvertirse para poder subsistir. 

-Esta reconversión implicó que el 44,1% adoptara la virtualidad como medio de venta y contacto con los clientes; el 16,1% cambiara de actividad dentro del mismo rubro, como por ejemplo las textiles, que fabricaban ropa y comenzaron a producir barbijos; el 8,6% apeló a incorporar nuevos productos y/o servicios; y otro 8,6% redujo sus actividades y los servicios que prestaba; 5,4% cambió de rubro y 17,2% respondió por otras opciones.

“Nosotras predicamos que tenemos las mismas capacidades y fortalezas en la paridad con el hombre; pero, al mismo momento que comenzó la pandemia, hicimos una encuesta a nivel nacional y era tanta la desazón e incertidumbre en marzo del 2020, que 2400 mujeres contestaron en seis días, y un 82% respondió que estaban sobrecargadas de trabajo y con mucha incertidumbre”, describió en diálogo con NORTE Beatriz Tourn, presidenta de MECAME. Y sumó: “Tuvimos que hacernos cargo de las tareas de cuidado en el hogar. Ahí despertamos en una realidad contundente”. 

“Predicamos que tenemos las mismas capacidades y fortalezas en la paridad con el hombre; pero, cuando comenzó la pandemia, un 82% de las mujeres que relevamos respondió que estaban sobrecargadas de trabajo y con mucha incertidumbre”, describió Beatriz Tourn.

Si bien dejó claro que, en lo personal, como empresaria del rubro automotor y de la construcción, nunca tuvo impedimentos vinculados al género para crecer, la dirigente chaqueña marcó que los índices elaborados a través de la entidad sí muestran una brecha entre hombres y mujeres del sector. 

“Es importante ese grupo de un 52% de mujeres que se reconvirtieron”, subrayó. “Ahí también nosotras acompañamos con ideas”, acotó. Sin embargo, marcó la necesidad de “abocarse a recuperar y rediseñar” la porción del 22% de mujeres empresarias que debió cerrar definitivamente sus empresas y emprendimientos. “Estamos armando esa base de datos para ver cómo, con su matriz de producción y con su estructura, se rediseña algún producto para que puedan estar nuevamente en actividad”, expuso. 

Pobreza de tiempo

Otro tema destacado que surge del relevamiento de MECAME fue la pobreza de tiempo, por la carga de tareas domésticas y de cuidado que debieron afrontar las mujeres, para las cuales, en general no cuentan con ayuda. Éstas tareas no les permiten competir de igual a igual con los hombres en el ambiente de trabajo. En lo que respecta a los quehaceres domésticos, el 49% lo realizan solas, el 27% tiene ayuda externa y el 24% indicó no ser la única responsable. 

Todo esto –indica el informe- generó que un 80% de las mujeres consultadas haya tenido que ceder horas de su trabajo y/o atención a la empresa, lo que evidencia el concepto de pobreza de tiempo y las desigualdades que genera.

Desigualdad: perspectivas repartidas 

También el relevamiento consultó a las empresarias y emprendedoras acerca de las perspectivas a futuro sobre determinadas temáticas de género. Así, respecto a la evolución de la paridad de género en un futuro cercano (alrededor de 5 años), el 52% de las consultadas considera que la desigualdad que va a disminuir, el 37% piensa que va a seguir igual, y un 11% entiende que va a aumentar. 

Ahora bien, cuando se les preguntó sobre su visión a futuro en materia de brecha salarial, los resultados arrojados fueron los siguientes: el 50% de las empresarias indicó que iba a mantenerse igual, el 36% considera que va a disminuir, y el 14% que va a aumentar. 

A partir de estos resultados se puede deducir que, si bien muchas mujeres manifiestan que en determinados aspectos culturales y/o sociales la paridad de género se está logrando, aún no se está dando en los salarios y en el acceso a cargos jerárquicos, lo que impacta directamente con las oportunidades de progreso. Es que, salarios inferiores significan menos independencia económica y, así, menos aportes jubilatorios). 

Asimismo, se les consultó si consideraban estar en desigualdad con respecto al empresariado masculino. El 56% de las mujeres empresarias no considera estar en desventaja (observan las mismas oportunidades, las mismas capacidades y que trabajan a la par); el 6,9% señaló que tanto los salarios como las ganancias eran similares, mientras que un 44% sí considera una gran desventaja en el acceso a cargos de decisión, salarios, estima y reconocimiento.

Los efectos se extienden en el tiempo 

“Exponemos esta situación de que las mujeres siguen afectadas con las tareas de cuidado”, trazó Tourn y graficó: “Hay un efecto y sentimiento de soledad por tantas cosas de las que debemos hacemos cargo. Pero lo peor que nos puede pasar es dejar de participar y de tener esperanza. Nosotras fomentamos y acompañamos permanentemente con reuniones virtuales desde CAME Mujeres”. 

En esa línea, subrayó la importancia de “la comunicación y la capacitación”, para lo cual la entidad aporta múltiples herramientas y gestiones. “Tenemos una red de más de 5000 mujeres en todo el país, que fue muy útil desde el inicio de la pandemia con herramientas virtuales (vidrieras, ferias, por sectores). La fortaleza que tenemos es la gran red que conformamos, que se extendió más allá de nuestras socias”, señaló. 

Otros relevamientos y gestiones 

Otros relevamientos que hicieron desde el sector de mujeres empresarias fue sobre aspectos financieros, como el acceso a créditos a tasas subsidiadas, donde se evidenció que “la mujer no tiene la gimnasia de financiarse con una entidad; toma menos riesgos y es más precavida”, marcó, y dijo que había una gran carencia de conocimientos en esta materia. 

Otro relevamiento arrojó más datos de interés e importancia, sobre el universo de la mujer empresaria, reflejando que el 60% son monotributistas y un 20% son autónomas. “Es necesaria una política enfocada a esos dos sectores para cubrir las expectativas y las problemáticas del 80% de las mujeres empresarias”, resaltó. Por eso, ponderó el trabajo “codo a codo” con Mercedes D’Alessandro, directora de Economía y Género del Ministerio de Economía de la Nación. 

Otro ejemplo citado por Tourn que refleja la realidad a nivel país, fue el acceso al programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP). “En un 80%, las mujeres empresarias se financiaron con bancos locales y provinciales. Eso nos pasó en el Chaco. Nuestra Cámara presentó 11 carpetas en el NBCH, de las cuales se aprobaron el 90%, mientras que en el Banco Nación no nos dio respuestas”, contrastó. 

Esa situación fue expuesta por la entidad que agrupa a las mujeres empresarias ante las autoridades de la entidad financiera nacional, luego de lo cual el Banco lanzó una línea específica con beneficios y bonificaciones especiales.