Cuáles son las barreras que impiden la inclusión financiera de las mujeres
Dos especialistas analizan problemas estructurales, de oferta y demanda de productos bancarios que amplían la brecha de género.

En el conversatorio “Inclusión financiera con perspectiva de género” dos especialistas enunciaron algunos obstáculos más frecuentes para las latinoamericanas.
Sheila Harkatz es la directora general de Mujeres en Carrera, una organización dedicada a educación y difusión del tema; y Georgina Sticco dirige Grow (Género y Trabajo), entidad que suma herramientas a un acceso laboral menos desigual.
“Cuando hablamos de barreras en la inclusión financiera consideramos tres tipos: de oferta, de demanda y estructurales”, planteó Harkatz el viernes, en una transmisión simultánea para varios países.

En el primer punto se analiza si un banco o una cooperativa ofrece productos que las clientas necesitan y a los que efectivamente puedan acceder. De la demanda se destaca la importancia de contar con una educación financiera temprana, si es antes de la edad adulta, mejor (necesidad universal); y en lo estructural se plantea qué tan accesibles son los servicios bancarios para la población.
Una joven formoseña mencionó que nivel de educación, la falta de infraestructura fuera de las capitales de provincia y de acceso a Internet, son algunos ejemplos de obstáculos visibles en la región.

“Si hay trasladarse desde un entorno rural hacia la urbanidad es un riesgo que también lleva a algunas a seguir con el manejo en efectivo. Por eso muchos bancos están considerando en países latinoamericanos incluir la figura de un corresponsal en un quiosco o una tiendita para algunas transacciones, pago de servicios e impuestos más cerca de donde viven sus clientes”, respondió Harkatz.
De acuerdo con una definición del programa de Naciones Unidas para el Desarrollo(PNUD) "la asignación tradicional del trabajo reproductivo (y de los cuidados en la casa) limitan las posibilidades de participar en el mercado de trabajo".
En Latinoamérica la participación laboral de las mujeres es del 52% y de los hombres 76.6 % pero en los índices de desempleo es más alto para ellas con un 10,7% ante un 7,6% para ellos, de acuerdo con datos del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
Estereotipos
En el libro Economía con tacos altos, sus autoras: Virginia Porcella y Cecilia Boufflet invitan a reflexionar sobre lo que se puede hacer con el dinero, desde ahorrar hasta invertir.

Además describen tres tipos de conducta que estereotipan la relación de las mujeres con el dinero: la compradora compulsiva, la patrona y la mala inversora. Esas tres categorías sostienen una mirada tradicional sobre una realidad muy distinta.
Antes de prestar dinero un banco evalúa si realmente se le va a devolver. Lo hace a través de un sistema de riesgo financiero o scoring que varía si hay pareja e hijos, entre otros parámetros. “Ese riesgo siempre aumenta más para las mujeres porque el sistema se basa en características apoyadas en una sociedad patriarcal, que no reflejan hechos concretos en los que podemos demostrar que somos personas pagadoras".
Otro aspecto de la realidad es que la mayoría de los bienes inmuebles no están a nombre de una mujer sino de un varón de la familia. "Eso es un gran problema”, plantea Sheila Harkatz ante gestiones de volumen como comprar una casa, entre muchas transacciones posibles.
La ocupación en tareas del hogar no remuneradas y en tareas de cuidado es otro elemento de peso para la mitad de la población que dedica un tercio de su tiempo.