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Se cumplen 80 años del nacimiento de John Lennon, el Beatle eterno

Hay varios aniversarios redondos para decir que 2020 es un año Lennon. Porque John Lennon nació hace 80 años y fue asesinado hace 40. Y porque hace 50 se disolvió la banda más famosa del pop y el rock mundial: The Beatles.

John Lennon, se convirtió en clave para el desarrollo del rock y hoy en día se lo sigue recordando, gracias a todo lo que realizó en su carrera, así como fuera de ella, convirtiéndose en un activista por los derechos humanos.

Entre el 9 de octubre (día de su nacimiento) y el de su muerte (8 de diciembre) se abre una ventana para entrar o volver a entrar a su mundo musical. Buena oportunidad para conocer o “reconocer” la obra de este creador que supo ir más allá de la banda que fundó.
Ese que tuvo la inspiración, los vicios, los aciertos y los errores de una figura que, tal vez a dos décadas de comenzado el siglo XXI, pueda caer en cierto anacronismo, pero sin perder el encanto: la “estrella de rock”.
En medio de uno de los feroces bombardeos que la Alemania nazi habitualmente lanzaba sobre Liverpool en medio de la Segunda Guerra Mundial, nacía el 9 de octubre de 1940 John Lennon, el hombre que revolucionaría como ningún otro artista a la música popular contemporánea y a la cultura en general, y que se convertiría en el gran mito del rock mundial al ser asesinado 40 años más tarde, en Nueva York.
Líder de The Beatles, desde donde conformó junto a Paul McCartney la dupla compositiva más importante de la historia, tuvo fuertes posicionamientos ante cuestiones políticas y sociales seguidos por toda una generación que luchó en pos de sus ideales de libertad.

Pero el espíritu rebelde, el carácter soñador y la irreverencia, del mismo modo que su compleja y conflictuada forma de ser, tuvieron sus raíces en el contexto familiar y social que rodeó sus primeros años.

Ya convertidos en The Beatles, cada integrante pasó a cumplir un rol en cualquier presentación pública: Ringo Starr era el bufón agradable; George Harrison, el callado; McCartney el babyface educado, y Lennon el mordaz y cínico.

John Lennon nació de la unión de Julia Stanley, hija menor de una familia de clase media acomodada, quien por su consentida crianza mostraba un carácter irresponsable y volcado hacia las bromas permanentes; y Alfred Lennon, un marino mercante poco amigo de las obligaciones, pero mucho de las noches de juerga.
Como un desenlace fácil de prever, el padre abandonó a su familia a los pocos años de nacer John y la madre dejó al pequeño al cuidado de su hermana mayor Mimi, cuando el niño se convirtió en un obstáculo para formar una nueva familia, en tiempos donde había que refugiarse cada noche ante los bombardeos nazis. Esos hechos forjaron un carácter especial en el pequeño dibujante.


SOY LEYENDA

Si The Beatles inventaron unas cuantas cosas al abandonar la labor en vivo y empezar a utilizar el estudio como un laboratorio de ideas, y no el mero edificio donde se plasman las grabaciones, también patentaron el amargo final de una banda. Los pibes que componían en un dormitorio terminaron comunicándose vía abogados. Lennon mencionaba con amargura que el acuerdo de dos páginas con Allen Klein debió disolverse con un mamotreto de más de 150.
Yoko Ono no tuvo la culpa de nada, pero es cierto que John rompió el ya delicado balance al convertirla en una presencia permanente, testigo indeseada de un panorama de relaciones humanas estropeadas por la presión de años de Beatlemanía.
Lennon se liberó de The Beatles, pero hizo público su rencor con cosas como “God” y “How Do You Sleep?”. Con la misma acidez que mostraba en los diálogos de su vida personal, hizo una catarsis que el público perdonó porque ya asomaba el Lennon legendario, el de poster, el de los bed-ins por la paz y el que en 1969 devolvió la distinción de la Corona británica por su apoyo a la guerra de Vietnam pero también por el fracaso de su más reciente single.
Un single que aludía al otro problema que arrastraba, porque “Cold Turkey” fue la expresión pública de su coqueteo con la heroína. Un asunto que condujo a una temporal separación de Yoko, el romance con May Pang, el club de bebedores The Hollywood Vampires y el “fin de semana perdido” (un “weekend” que duró 18 meses) en compañía de salvajes como Harry Nilsson y el pistolero Phil Spector.
Las tormentas personales de Lennon influyeron en su discografía solista, que fluctuó entre genialidades como Imagine y el disco de la Plastic Ono Band con álbumes desparejos como Mind Games o Walls and Bridges.
Tampoco ayudó a su paz de espíritu la persecución del gobierno de Richard Nixon, que no toleraba su agitación permanente contra Vietnam y a favor de los trabajadores explotados por el sistema capitalista, lo espió y estuvo a punto de deportarlo.
A Lennon lo salvó Watergate y la renuncia de Nixon, y solo recuperó el balance en la reconciliación con Yoko y la dedicación que le dio a su hijo Sean: John, que sometió a su primer hijo Julian a un abandono similar al que sufrió él por parte de Alf, decidió en 1975 dejar la música a un lado y concentrarse en su familia. Solo saldría de ese círculo íntimo para encontrarse con un destino horrible.


Morir frente al Dakota

1980 tenía un aspecto mucho más esperanzador de lo que terminó siendo. Lennon celebró su cumpleaños 40 con el lanzamiento de Double Fantasy, su primer disco de canciones originales desde 1974 (Rock’n’roll, de 1975, era un álbum de versiones). La relación con McCartney había salido del freezer, e incluso en su último encuentro -cuatro años antes en el Dakota Building de New York- habían considerado seriamente aceptar la invitación que les lanzaron desde el estudio de Saturday Night Live.
De algún modo, los comediantes supieron que estaba teniendo lugar un encuentro cumbre, y se tiraron un lance. Hubieran reventado las primeras planas.
Aun con grandes canciones como “(Just Like) Starting Over”, “Woman”, “I’m Losing You” y “Watching the Wheels”, Double Fantasy fue recibido por la prensa con un entusiasmo moderado. Quizá tuvo que ver la expectativa por la larga pausa, pero de cualquier manera todos reconocieron que la música recuperaba a un jugador necesario. Pero mientras eso sucedía, un desquiciado llamado Mark David Chapman incubaba el acto que iba a detener la respiración del mundo.
Esa noche nefasta de la cual también se cumplirá un aniversario redondo el próximo 8 de diciembre. Los cuatro balazos que le dieron peso insoportable a la frase “El sueño se terminó”.
Lo que lleva a la pregunta del comienzo, y unas cuantas más: ¿Quién sería John Lennon hoy? ¿Tendría el mismo nivel de actividad que su socio de la posguerra, que sale de gira y entrega shows de tres horas en plena forma? ¿Celebraría como celebró Ringo sus ocho décadas? ¿Hubiera existido una reunión concreta, y no el reencuentro virtual de “Free as a Bird” y “Real Love” en el Anthology de The Beatles? ¿Qué canciones se perdieron para siempre en la vereda del Dakota? Quizá solo cabe la seguridad de que sería, como tantos artistas de Estados Unidos, un furibundo crítico de Donald Trump. Queda la triste comprobación de que a veces al final no se recibe el mismo amor que se da.
Y la sensación de que su muerte dejó a varias generaciones tan rodeadas de escombros como el día que pegó su primer grito.