CARTA DE LECTORES
35 años de Sala 88: barajar y dar de nuevo
Hoy se cumplen 35 años del día que dijimos: “alquilamos para no alquilar más”. Fueron cuatro locales y un país que cambiaba; pero siempre, a pesar de la inflación, la hiper inflación, la deflación, del peso ley, del austral, de los quebrachos, ahí estuvimos “resistiendo en Resistencia”. Durante 35 años supimos desensillar a tiempo cada vez que el país parecía explotar, siempre “barajar y dar de nuevo”.
Pasaron cuatro locales alquilados y 12 años; años en que viejas plagas como el cólera perdían protagonismo frente al HIV, el dengue pedía cancha y fiebres y contagios preanunciaban el fin del mundo. Llegó el 2000 y con él un mundo que no explotó; así que comenzamos a levantar paredes, paredes nuestras, propias y definitivas. Del reciclado hicimos un arte y del arte nuestra vida.
Ser creíbles para ser parte de la ciudad y casi ser parte del paisaje; que te estudien en las escuelas, en las facultades, que el público no sea más privado (los parientes) y se convierta en anónimo, un anónimo que encontró en nuestra continuidad la opción diferente.
Un síntoma en este mundo enfermo de que el teatro (la danza, la música, el circo, los títeres) son el trabajo que nos hace felices y la felicidad por suerte es contagiosa. Pero llegó el fatídico día en que la imprevisión de un tercero convirtió en cenizas 35 años de empecinamiento, de “prepotencia de trabajo”.
Y acá estamos una vez más, reinventándonos de nuevo y comenzando la reconstrucción de la sexta Sala 88; esperando los anuncios de ayuda que llegan en cuentagotas, pero llegan; emocionarnos con la gente agolpada en la vereda de ese fatídico día, extrañando los aplausos de esa calle French llena de público que apostaba junto a nosotros y nos daba el aliento para comenzar de nuevo.
Seguramente cuando la pandemia sea un recuerdo volvamos a encontrarnos y ya no tengamos que imaginarnos la sonrisa de nuestro público detrás del barbijo (útil, necesario y obligatorio) sino a boca llena, de cuerpo presente, codo a codo, sin necesidad de la distancia que enfría y que congela.
Estamos seguros de que así será “y como el mundo es redondo, nos volveremos a encontrar”, porque si la realidad te supera “Vermut, papas fritas y ¡good show”!
Por Hugo Blotta
En las buenas y en las malas
Señor director de NORTE En todas las circunstancias de la vida es bueno tener palenque donde rascarse. Si de definir conceptos se trata, puedo decir que un amigo es aquel que siempre está, aunque no lo veamos. Es aquel que sentimos su ausencia; que extrañamos cuando no nos llama; que deseamos compartir con él momentos de nuestra vida. Que necesitamos del acompañamiento; de sus oídos para escuchar; de sus razonamientos para ayudar en una situación, una decisión o una opinión.
Es aquel en quien alivianar mi carga. El que me ayuda a sobrellevar momentos de mi vida. El que me alienta, me da fe, esperanza, optimismo y confianza. Es el que me anima a seguir adelante; a saltar obstáculos; a derribar barreras; a mirar hacia el futuro con entusiasmo. El que comparte todo sin mezquindad, sin avaricia, sin prejuicios.
El que se fusiona en vos, en un abrazo o apretón de mano. El que anhela tu felicidad, que también es la suya. Son esas largas conversaciones, mateadas, compartiendo una comida, una bebida, un juego, la música, una peña o simplemente esos silencios compartidos.
Es el que no me avergüenza exponerlo y me nace un orgullo al presentarlo. El que sufre, si sufro; el que ríe, si río, y juntos potenciamos la felicidad. Aun cuando te hayas ido de este mundo, perdurarán el recuerdo y esos lazos de fraternidad y amor que nunca se cortarán.
La amistad está fundada sobre la base de la reciprocidad; va ligada a la lealtad: ser leal es saber corresponder con gestos a una confianza depositada. Ser amigo es saber escuchar y ser oportuno con el consejo o la sugerencia, cuando la situación lo requiera.
Es acompañar al otro en la buenas y en las malas; en las buenas celebrarlas juntos y en las malas enfrentarlas juntos. Es ser parte del otro, preocupándome por el otro, es extrañar, es desear, es valorar y compartir. Es caminar juntos; proyectar el futuro; ayudarlo a seleccionar lo que más le convenga.
Es conversar para conocernos más y saber lo que piensa, qué opinión tiene sobre los temas generales y actuales, para definir un perfil y respetar sus puntos de vista.
“Amigo, así como en un espejo, me reflejo en tu amistad, ya que todo lo que doy, tú, de algún modo, me das. Yo te entrego comprensión y tu mirada me acaricia; si te regalo buen humor, tú me premias con tu risa. Así como en un espejo, de tus ojos yo recibo, la ternura con que sueño y el amor con que te miro”.
Jorge Armando Barreto
DNI 12.105.723
RESISTENCIA