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La primavera y los cambios en la belleza

Con esta temporada se renuevan las ganas de vernos mejor. Por eso a los cuidados externos se le debe sumar una dieta rica en antioxidantes, carotenos y vitaminas A y E, así con los cuidados necesarios se puede empezar a disfrutar de la primavera sin preocupaciones.

Los últimos coletazos del invierno se dejan sentir en el cabello, el rostro y la piel reseca, un tanto descuidados por el viento, el frío, la lluvia y los ambientes secos derivados del uso de las calefacciones.

El viento funciona como un secador abriendo la cutícula y resecando en exceso el pelo, ya que arrastra la polución ambiental, que ensucia el cabello y favorece el intercambio de temperaturas, lo que a su vez aumenta el encrespamiento. La calefacción, por otra parte, reseca el cabello volviéndolo poroso, áspero al tacto y sin brillo.

Llega la primavera, y con esta estación regresa una moda más ligera y brillante, que trae aparejada un estilo más despreocupado y cuidados más fáciles pero no de menor atención. La ropa de esta temporada tiende a la ligereza, a la facilidad de uso y a la inclusión de fibras naturales, particularmente de algodón.
La primavera tiende a asociarse con el amor, la seducción de los cuerpos, que dejan asomar hombros, brazos y piernas en vestidos, shorts y faldas, y la comodidad de prendas livianas que brindan mayor movilidad y sensación de liviandad.

Estas ganas de sentirnos más libres, livianos y seductores, también se traslada al cuidado de nuestro cabello y piel. La primavera despierta y promueve nuestras ganas de cuidar nuestro aspecto estético ya que el sol y los días más agradables nos incitan a sentirnos mejor. Si bien es una época ideal para empezar con varios de los cuidados para el verano, también tenemos que tener en cuenta algunos de los pequeños males pasajeros de esta estación.

EL CABELLO

Sabemos que la primavera trae consigo cambios, uno de ellos es la llamada caída de cabello estacional. Tanto para prevenir la caída del pelo como para mejorar su aspecto, uno de los cuidados más aconsejados es la aplicación frecuente de masajes en el cuero cabelludo.
Como explican los especialistas, se trata de una técnica que consiste en apoyar las yemas de los dedos en la cabeza y, presionando ligeramente, sin moverlas, hacer movimientos rotatorios, de forma que sea la piel del cuero cabelludo (y no las glándulas sebáceas que están debajo) la que se mueva.

Este hábito, practicado diariamente, resulta un gran relajante que además estimula la circulación sanguínea en esta zona, lo que asegura la correcta nutrición y oxigenación del cabello desde su origen. También existen muchas cabelleras que terminan el invierno luciendo apagadas, sobre todo por la falta de cuidados adecuados. En estos casos, para restaurar la belleza capilar y devolver al cabello la vitalidad perdida, hay que buscar productos específicos, que aporten brillo, volumen y reparación.

Lo mejor es decidirse por gamas completas dirigidas a cabellos castigados y que incluyan champú, acondicionadores y, sobre todo, mascarillas. Los ingredientes más recomendados son los polímeros voluminizadores y activos filmogénicos que engrosan cada cabello para que, en conjunto, la melena gane volumen y vitalidad; los micro-aceites y ceramidas, para mejorar el aspecto de la cutícula y activos nutritivos como el germen de trigo, aceite de almendras, lantoína y glicerina, especialmente recomendados para los cabellos más secos.

LA PIEL

La hidratación es fundamental en primavera para mantener la piel en buenas condiciones para el verano. Los dos pasos básicos a seguir son hidratarse y protegerse del sol. La nueva estación también tiene que luchar contra los efectos del largo invierno que tuvo a maltraer al cutis.
El frío produce una disminución del flujo sanguíneo, una baja oxigenación y una nutrición deficiente y, por lo tanto, al final del invierno la piel está más deshidratada, más reseca y con redes vasculares más marcadas. Por eso, nuestro organismo y nuestra piel necesitan una cura de limpieza, una renovación.
Es muy útil la limpieza a través de leches limpiadoras y otros preparados cosméticos que renuevan la piel. Para eso son de vital importancia las cremas hidratantes y una ingesta adecuada de líquidos.


MAQUILLAJE LIGERO

En esta época, por efecto del calor, se produce una vasodilatación y se abren los poros de la piel, con lo cual, si se siguen aplicando las texturas densas del maquillaje invernal, los poros rescatan los abundantes pigmentos de estas formulaciones y, en consecuencia, se producen manchas y puntos negros.

Los productos estivales tienen unas formulaciones perfectamente adaptadas a las altas temperaturas y deben estar exentos de grasas y, sobre todo, proporcionar un aspecto luminoso. Uno de los cosméticos a los que más afecta este cambio estacional es la base de maquillaje.
Lo principal es que lleve protección solar, en segundo lugar, que adopte una textura ultrafina, fresca y evanescente, que se funda con el cutis al aplicarla. Además, debe incluir pigmentos reflectores y otras sustancias como las siliconas volátiles, que aseguran su correcta fijación.
En cuanto a los tonos, hay que buscar los dorados, miel y arena, siempre con una textura nacarada. Para conseguir un resultado aún más ligero, se deben extender desde el centro del rostro hacia fuera, con ligeros golpecitos, sin arrastrar el producto. Las cremas hidratantes con color, que también incluyen protección solar, son una buena alternativa para esta temporada.s